Este libro viene a fundamentar esa frase clarividente de Guillermo Cabrera Infante: “la literatura será juego o no será”. Son muchos, y respetados por reputados y disputados, los escritores que han escrito jugando o han jugado escribiendo. Es decir: el juego da mucho juego en literatura. Lo estirado, lo seco, lo académico en el sentido actual del término, sólo produce literatura quebradiza, flores de un día, arte que sólo busca el estipendio o el dividendo en forma de honores y premios.
En el presente libro, que no posee intención erudita (la erudición está en directa contradicción con la literatura como juego), he procurado recoger todo tipo de construcciones ludolingüísticas. Es posible que falten algunas y seguro que otras no serán consideradas como tales, pero esta eutrapelia (ocupación inocente o recreación honesta) no tiene por objetivo la exhaustividad sino la diversión y el entretenimiento. Es mi ferviente deseo que el lector de estas páginas disfrute y se divierta. Cualquier otro logro no debe serme achacado ni reconocido.
En el presente libro, que no posee intención erudita (la erudición está en directa contradicción con la literatura como juego), he procurado recoger todo tipo de construcciones ludolingüísticas. Es posible que falten algunas y seguro que otras no serán consideradas como tales, pero esta eutrapelia (ocupación inocente o recreación honesta) no tiene por objetivo la exhaustividad sino la diversión y el entretenimiento. Es mi ferviente deseo que el lector de estas páginas disfrute y se divierta. Cualquier otro logro no debe serme achacado ni reconocido.