Si la lectura del periódico sigue siendo la oración matinal del agnóstico, ¿por qué hay mañanas en las que uno preferiría volverse a la cama?
Si las cartas de la administración pretenden informar, ¿por qué las leemos varias veces con la sensación de enfrentarnos a un hermético oráculo?
Si creemos tener tan claro lo que queremos escribir en un mail, ¿por qué nuestro destinatario no entiende nada?
Si hemos viajado a los lugares más remotos, ¿por qué a nadie le interesa lo que hemos escrito en nuestro blog?
Porque escribimos mal. Escribimos confuso. Escribimos desordenado. Escribimos sin pararnos a pensar en lo que estamos escribiendo ni en quien nos va a leer.
Este libro es un práctico y sencillo manual de escritura. Está pensado para periodistas principiantes y para periodistas veteranos, y para todas aquellas personas que quieren mejorar su capacidad para contar cosas por escrito, ya sean historias personales, informes de trabajo o narraciones literarias.
«La buena prosa es como el cristal de la ventana», decía Orwell.
Si las cartas de la administración pretenden informar, ¿por qué las leemos varias veces con la sensación de enfrentarnos a un hermético oráculo?
Si creemos tener tan claro lo que queremos escribir en un mail, ¿por qué nuestro destinatario no entiende nada?
Si hemos viajado a los lugares más remotos, ¿por qué a nadie le interesa lo que hemos escrito en nuestro blog?
Porque escribimos mal. Escribimos confuso. Escribimos desordenado. Escribimos sin pararnos a pensar en lo que estamos escribiendo ni en quien nos va a leer.
Este libro es un práctico y sencillo manual de escritura. Está pensado para periodistas principiantes y para periodistas veteranos, y para todas aquellas personas que quieren mejorar su capacidad para contar cosas por escrito, ya sean historias personales, informes de trabajo o narraciones literarias.
«La buena prosa es como el cristal de la ventana», decía Orwell.