En nuestra cultura las mujeres son consideradas inferiores y, por tanto, quedan tradicionalemte relegadas al espacio doméstico y a las funciones reproductivas y de cuidado. Esta situación ha encontrado fundamento y justificación en diversos discursos históricamente dominantes: el mito, la religión, la filosofía y la ciencia. En estos discursos ha sido clave el recurso a una naturaleza femenina interior que se expresa en el cuerpo de las mujeres, o que es resultado de las especificidades del mismo. Así, desde la Antigüedad, el cuerpo femenino ha ocupado un lugar fundamental en las razones justificadoras de la supuesta inferioridad de las mujeres. Este libro examina críticamente ese recurso que a la naturaleza femenina hace la ciencia, desde la Antigüedad hasta nuestros días. En él se abordan diversas propuestas que van de la biología de Aristóteles o el evolucionismo y la frenología decimonónicos, a las recientes teorías neuroendocrinas, los estudios psicométricos y las teorías de la lateralización cerebral. Con este trabajo se pretende mostrar, en primer lugar, la importante función ideológica del conocimiento científico en la fundamentación de los estereotipos de género y, en segundo, el papel determinante que ha tenido la ideología androcéntrica y misógina en las afirmaciones que la ciencia ha hecho acerca de las mujeres y su supuesta inferioridad natural. Esto permite evidenciar el doble círculo en el que se encuentran inmersas las ciencias en este terreno, al ser tanto productoras como integradoras de ideología.
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