En un lenguaje que emula el estilo directo, explícito y fiel a los datos del reportaje, en “La estrella del reportero” Slocovich pasa del muchacho sin suerte convertido en una estrella de televisión por razones meramente circunstanciales al reportero veterano cuyo olfato por una primicia lo vuelve en una leyenda mundial. Describe la frustración de un joven aspirante a escritor al que se le asignan notas frívolas que debe cumplir, y narra las peripecias por las que pasa un periodista que, para satisfacer las exigencias de su editor, termina persiguiendo fantasmas. El conjunto cierra con un relato a modo de fábula, en el que un corresponsal sacrifica su carrera, a lo mejor sin querer, por defender los valores del periodismo en el que cree y lo trasciende.
«La diferencia entre ficción y no ficción no es tan grande. Lo que las distingue y separa es que una tiene que decir la verdad y la otra puede imaginarla», afirmaba Gay Talese, padre del nuevo periodismo, en una entrevista. Pero a veces, esa verdad imaginada se insinúa como más reveladora que la realidad misma. Iván Slocovich parece entenderlo y convierte su propia experiencia como hombre de prensa en relatos ficcionales que captan de manera elocuente los pormenores, frustraciones y victorias de su oficio.