Segundo tomo de la saga Foscor.
Poco antes de Navidad, una nueva tienda de juguetes aparece en el pueblo. El dueño es el anciano señor Darryl, quien regenta asimismo El café de Nunca Jamás, donde Evelyn y sus amigos desayunan todos los domingos. A los pocos días de la inauguración de la juguetería, donde solo se venden muñecas de porcelana de aire siniestro e inquietantemente real, el pueblo se ve sacudido por una serie de secuestros, cuyas víctimas son siempre niñas de corta edad.
Cuando las hermanas de Pau también desaparecen, Evelyn y sus amigos deciden tomar cartas en el asunto e investigar cuál es la relación entre la tienda de muñecas y los secuestros. Para ello, los chicos tendrán que dar respuesta a varios interrogantes:
¿Por qué las niñas desaparecen siempre junto con sus muñecas? ¿Qué está causando el sonambulismo de Trish? ¿Cuál es la implicación de Ágata, la adivina gitana, en todo el asunto?
Y el más importante de todos... ¿Quién es en realidad el señor Darryl?
Poco antes de Navidad, una nueva tienda de juguetes aparece en el pueblo. El dueño es el anciano señor Darryl, quien regenta asimismo El café de Nunca Jamás, donde Evelyn y sus amigos desayunan todos los domingos. A los pocos días de la inauguración de la juguetería, donde solo se venden muñecas de porcelana de aire siniestro e inquietantemente real, el pueblo se ve sacudido por una serie de secuestros, cuyas víctimas son siempre niñas de corta edad.
Cuando las hermanas de Pau también desaparecen, Evelyn y sus amigos deciden tomar cartas en el asunto e investigar cuál es la relación entre la tienda de muñecas y los secuestros. Para ello, los chicos tendrán que dar respuesta a varios interrogantes:
¿Por qué las niñas desaparecen siempre junto con sus muñecas? ¿Qué está causando el sonambulismo de Trish? ¿Cuál es la implicación de Ágata, la adivina gitana, en todo el asunto?
Y el más importante de todos... ¿Quién es en realidad el señor Darryl?
