Este libro no habla de la crisis, sino de lo que ocurrió justo antes, durante la época de vacas gordas, cuando, embriagados por el tirón de la actividad económica y el empleo, no quisimos ni oír hablar de dificultades estructurales, de desequilibrios o de crecimientos sostenibles. Es decir, del caldo de cultivo de la recesión.
¿Cómo es posible que, pese a que los indicadores macroeconómicos aparentaban justo lo contrario, en 2008 España fuera un país débil? ¿Qué agujeros oscuros había en el sistema para causar esa fragilidad? ¿Qué se había hecho mal en los años anteriores, durante el «milagro» económico español, a lo largo esa década en la que el país no dejó de crecer, creó millones de puestos de trabajo y fue considerado internacionalmente como una referencia? ¿Hubo un culpable, varios culpables o, como en Fuenteovejuna, todos lo fuimos?
Nadie se atreve a reformar la economía cuando parece que va bien; y, sin embargo, eso es justo lo que propone Miguel Sebastián en este libro: que haya un sistema que alerte de los excesos de los periodos de bonanza, para no cometer en los errores del pasado. No hacerlo es arriesgarse a tropezar dos veces con la misma piedra, a caer de nuevo en la crisis, nosotros o las generaciones futuras. Y a volver a decir, con autocomplacencia no exenta de soberbia, que «España va bien».
¿Cómo es posible que, pese a que los indicadores macroeconómicos aparentaban justo lo contrario, en 2008 España fuera un país débil? ¿Qué agujeros oscuros había en el sistema para causar esa fragilidad? ¿Qué se había hecho mal en los años anteriores, durante el «milagro» económico español, a lo largo esa década en la que el país no dejó de crecer, creó millones de puestos de trabajo y fue considerado internacionalmente como una referencia? ¿Hubo un culpable, varios culpables o, como en Fuenteovejuna, todos lo fuimos?
Nadie se atreve a reformar la economía cuando parece que va bien; y, sin embargo, eso es justo lo que propone Miguel Sebastián en este libro: que haya un sistema que alerte de los excesos de los periodos de bonanza, para no cometer en los errores del pasado. No hacerlo es arriesgarse a tropezar dos veces con la misma piedra, a caer de nuevo en la crisis, nosotros o las generaciones futuras. Y a volver a decir, con autocomplacencia no exenta de soberbia, que «España va bien».