La Florita narra los recuerdos de mi Padre cuando viajaba en lancha por el río Chone. Tenía ocho años y era dueño de una inquietud extrema. Estos recorridos los hacía junto a su Padre, porque esa había sido la estrategia para cuidar al más curioso y soñador de la familia. Los preparativos para el viaje, comienzan una tarde cuando se creía que ya era verano. La pequeña barca viajaba desde Chone, un pueblo campesino de la costa Ecuatoriana hasta Bahía de Caráquez, que quedaba junto al mar en el océano Pacífico. Ambas poblaciones eran totalmente diferentes, y eso le daba un atractivo adicional al viaje. Vivía intensamente cada día, era muy feliz, hasta cuando realiza su ansiado viaje. Chone tiene muchas historias, su gente generosa hace de estas vivencias su vida cotidiana. En la lancha, todos tenían tareas, y por supuesto que el niño también, pues había que mantenerlo ocupado, de lo contrario se podría tornar en un fuerte dolor de cabeza.
El viaje se complica, y al niño le aumenta su preocupación, por detalles pendientes que había dejado en su hogar. Comienza a tener miedo y no podía platicar a nadie, no era el momento.
El final del libro se lo dejo al lector.
Actualmente toda esta zona ha sufrido los estragos del terremoto del 16 de abril del 2016. Con este sismo se fueron muchas casas antiguas, familias enteras nos dejaron, las mismas que van a ser solamente recuerdos.
El viaje se complica, y al niño le aumenta su preocupación, por detalles pendientes que había dejado en su hogar. Comienza a tener miedo y no podía platicar a nadie, no era el momento.
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Actualmente toda esta zona ha sufrido los estragos del terremoto del 16 de abril del 2016. Con este sismo se fueron muchas casas antiguas, familias enteras nos dejaron, las mismas que van a ser solamente recuerdos.