Tenía dos sueños de infancia, ser cirujano y escribir un libro que contara una historia. Lo segundo me ha llevado más tiempo que lo primero. En realidad, nunca imaginé que llegaría a publicar; menos aún que tuviera el valor de hacerlo sobre mi profesión. Hay que agradecérselo a Gustavo Klint, un personaje nacido en un blog y, por ello, austero, breve, constante, contundente y frío, aunque sólo en la superficie. El es quien ha hecho posible que mis expectativas de la infancia no me destrozaran el presente llenándolo de frustración. Julio Mayol
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