We love eBooks
    Descargar La Horda pdf, epub, ebook

    Este sitio es seguro

    Usted está en un sitio seguro, habilitado para SSL. Todas nuestras fuentes son constantemente verificadas.

    La Horda

    Por Vicente Blasco Ibáñez

    ¿Qué piensas sobre este eBook?

    Acerca de este libro electrónico

    A las tres de la madrugada comenzaron a llegar los primeros carros de la sierra al fielato de los Cuatro Caminos. Habêan salido a las nueve de Colmenar, con cargamento de cÞntaros de leche, rodando toda la noche bajo una lluvia glacial que parecêa el öltimo adiïs del invierno. Los carreteros deseaban llegar a Madrid antes que rompiese el dêa, para ser los primeros en el aforo. AlineÞbanse los vehêculos, y las bestias recibêan inmïviles la lluvia, que goteaba por sus orejas, su cola y los extremos de los arneses. Los conductores refugiÞbanse en una tabernilla cercana, la önica puerta abierta en todo el barrio de los Cuatro Caminos, y aspiraban en su enrarecido ambiente las respiraciones de los parroquianos de la noche anterior. Se quitaban la boina para sacudirla el agua, dejaban en el suelo el barro de sus zapatones claveteados, y sorbiændose una taza de cafæ con toques de aguardiente, discutêan con la tabernera la comida que habêa de prepararles para las once, cuando emprendiesen el regreso al pueblo. En el abrevadero cercano al fielato, varias carretas cargadas de troncos aguardaban la llegada del dêa para entrar en la poblaciïn. Los boyeros, envueltos en sus mantas, dormêan bajo aquællas, y los bueyes, desuncidos, con el vientre en el suelo y las patas encogidas, rumiaban ante los serones de pasto seco. Comenzï a despertar la vida en los Cuatro Caminos. Chirriaron varias puertas, marcando al abrirse grandes cuadros de luz rojiza en el barro de la carretera. Una churrerêa exhalï el punzante hedor del aceite frito. En las tabernas, los mozos, soíolientos, alineaban en una mesa, junto a la entrada, la baterêa del envenenamiento matinal: frascos cuadrados de aguardiente con hierbas y cachos de limïn. PresentÞbanse los primeros madrugadores temblando de frêo, y luego de apurar la copa de alcohol o el cafæ de ªa perra chicaº, continuaban su marcha hacia Madrid a la luz macilenta de los reverberos de gas. Acababa de abrirse el fielato y los carreteros se agolpaban en torno de la bÞscula. Los cÞntaros de estaío brillaban en largas filas bajo el sombraje de la entrada. Discutêan a gritos por el turno
    Descargar eBook Link updated in 2017
    Tal vez usted será redirigido a otro sitio web
    Gracias y bienvenidos a nuestra lista de newsletter! Ops, ya se encuentra en nuestra lista.

    eBooks por Vicente Blasco Ibáñez

    Página del autor

    Relacionado con este libro electrónico

    Explorar colecciones

    Permanecer conectado a nosotros

    Síguenos en las redes sociales o suscribirse a nuestro boletín de noticias para mantener actualizada sobre el mundo dos libros electrónicos.

    Explorar libros electrónicos

    Ver todas las colecciones de eBooks

    Colecciones es la manera fácil de explorar nuestro directorio de libros electrónicos.