En este libro vas a encontrar cuatro cuentos que tratan diferentes aspectos relacionados con la ilusión y la esperanza. Después de cada uno se ofrece la posibilidad de utilizar unas preguntas que sirven para que los adultos y los niños comenten los cuentos y puedan ilustrarlos, introducir un final diferente o incluso continuar la historia.
Sentir ilusión supone un estado emocional positivo y agradable ya que surge por la anticipación de algo que deseamos o que se nos presenta como apetecible, cercano y accesible.
La esperanza, asimismo, es un estado emocional positivo que nos hace estar expectantes y abiertos a un suceso o experiencia, tanto interna como externa, a la que se le da valor.
Es importante favorecer estos sentimientos en los niños ya que va a potenciar una personalidad positiva y optimista, pero a la vez conviene ayudarles a gestionar la desilusión y la desesperanza, fenómenos emocionales que, con toda seguridad, aparecerán en sus vidas. El entrenamiento emocional que ofrecen los cuentos les ayudará también a mejorar su tolerancia a la frustración.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. A través de estos cuentos pueden ver cómo los protagonistas tienen diferentes ilusiones y esperanzas y cómo reaccionan ante diferentes situaciones.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para que aprendan a desarrollar estos sentimientos positivos que, sin duda, les ayudaran a crecer más felices y a ver la vida con una actitud más positiva.
Sentir ilusión supone un estado emocional positivo y agradable ya que surge por la anticipación de algo que deseamos o que se nos presenta como apetecible, cercano y accesible.
La esperanza, asimismo, es un estado emocional positivo que nos hace estar expectantes y abiertos a un suceso o experiencia, tanto interna como externa, a la que se le da valor.
Es importante favorecer estos sentimientos en los niños ya que va a potenciar una personalidad positiva y optimista, pero a la vez conviene ayudarles a gestionar la desilusión y la desesperanza, fenómenos emocionales que, con toda seguridad, aparecerán en sus vidas. El entrenamiento emocional que ofrecen los cuentos les ayudará también a mejorar su tolerancia a la frustración.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. A través de estos cuentos pueden ver cómo los protagonistas tienen diferentes ilusiones y esperanzas y cómo reaccionan ante diferentes situaciones.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para que aprendan a desarrollar estos sentimientos positivos que, sin duda, les ayudaran a crecer más felices y a ver la vida con una actitud más positiva.