¿Qué es lo que convierte en excepción de la regla a la revolución cubana? Primero, si bien las analogías de forma acercan a las revoluciones latinoamericanas en el siglo XX, las analogías son apenas el nebuloso parecido que, mas bien, esconde las proliferantes diferencias singulares. La revolución cubana emerge como lucha de liberación nacional; es decir, comparándola con lo que sucede en el continente, se da como revolución nacional-popular, que, por la manifestación, como en todos los casos de las revoluciones de este trazado, que muestran su carácter antiimperialista, además de su temprana predisposición anti-dictatorial, cobra vigencia esperanzadora en los marcos de revoluciones que constituyen la soberanía. En su pronunciación de analogías, estas revoluciones emergen de las contradicciones inherentes a las estructuras de estas formaciones sociales-económicas-políticas; cuando se dan las revoluciones, de los procesos desatados, combinando procesos heredados e inaugurando nuevos, emergen otras contradicciones, que pueden repetir las anteriores, en otros contextos y adquiriendo otros perfiles. Se puede decir que estas contradicciones se exhiben en todas las revoluciones nacional-populares; hablamos de los límites del nacionalismo contestatario, anti-dictatorial, incluso antiimperialista, con características democráticas y populares. Estos límites, muestran temprano, las restricciones de la revolución-nacional popular, en lo que respecta a la realización de la soberanía. Las contradicciones insoslayables, empujan a cruzar el umbral, a atravesar los límites. A avanzar hacia la revolución social. La consecuencia del compromiso político con la el decurso desbordante de la revolución es el de continuar con el mismo, convirtiendo la revolución nacional-popular en una revolución socialista. Esta es la interpretación heredada del marxismo radical. Esta figura de prolongación y continuidad de la revolución, se parece a la tesis de la revolución permanente, aunque, hay que remarcarlo, se realiza por otras vías, otras estrategias, tácticas, formas y contenidos, diferentes a las figuras, estrategias y tácticas, diseñadas por el marxismo de la revolución permanente, el trotskismo. No es el partido de vanguardia, el partido bolchevique, por así decirlo, el sujeto político que impulsa la revolución permanente, sino, primero, el foco guerrillero, después, la guerra de guerrillas, para convertirse en la convocatoria insurreccional al pueblo cubano. Si bien es cierto, que el Partido Comunista cubano estuvo presente, antes de la guerrilla, después, como apoyo logístico de la guerrilla, para continuar como el partido de la revolución socialista, al convertirse la victoria guerrillera sobre la dictadura de Baptista en una transición consecuente al socialismo, lo acontecido corresponde a una combinación acumulativa, ésta, la de la alianza, primero, entre el contingente guerrillero, que se convierte en el ejército insurgente guerrillero, y el Partido Comunista. Esta vinculación en el acontecer de la historia efectiva otorga el perfil singular a esta revolución cubana.
Una vez más, la historia efectiva, opta, por así decirlo, por otros caminos, distintos, aunque sean paralelos, próximos y casi análogos, a los caminos pronosticados por la teoría. En este caso, no podemos hablar de proximidad ni de analogía, en la aparente estrecha intimidad de los sucesos. La revolución cubana, en este sentido, en el del perfil histórico-político de la revolución, es una excepción en la esperada regla. Esta no es la única excepción revelada, hay otras, que iremos describiendo en la exposición.
Si observamos las historias políticas de las revoluciones, tanto nacional-populares, como socialistas, en la modernidad, sobre todo en el siglo XX, podemos decir que, en su desenlace mayoritario, no duran, si es que alcanzan a cumplirse; es decir, para mencionarlo de la manera más cercana al sentido común, cuando toman el poder.
Una vez más, la historia efectiva, opta, por así decirlo, por otros caminos, distintos, aunque sean paralelos, próximos y casi análogos, a los caminos pronosticados por la teoría. En este caso, no podemos hablar de proximidad ni de analogía, en la aparente estrecha intimidad de los sucesos. La revolución cubana, en este sentido, en el del perfil histórico-político de la revolución, es una excepción en la esperada regla. Esta no es la única excepción revelada, hay otras, que iremos describiendo en la exposición.
Si observamos las historias políticas de las revoluciones, tanto nacional-populares, como socialistas, en la modernidad, sobre todo en el siglo XX, podemos decir que, en su desenlace mayoritario, no duran, si es que alcanzan a cumplirse; es decir, para mencionarlo de la manera más cercana al sentido común, cuando toman el poder.