Julie ama todo de Rob – aunque tiene una fijación oral – excepto su lengua. Hasta que conoce al Monstruo de la Lengua.
El Monstruo la envuelve a Julie con su lengua, y ésta invade cada uno de sus orificios corporales. Aunque intenta luchar contra él, no puede escaparse, y eventualmente se relaja y lo disfruta. Al poco tiempo, sus gritos de placer lo despiertan a Rob, quien le muestra a Julie que la boca de un hombre puede provocarle el mismo éxtasis húmedo a cada uno de sus orificios.
Los psicoanalistas Freudianos lo etiquetan a Rob como una persona con una fijación oral aguda. Le fascina comer y beber y mascar chicle todo el tiempo.
Y las universitarias adoran cómo les practica sexo oral durante una hora o más.
Hasta que conoce a Julie. La ama y ello lo ama a él. Pero su gran rechazo a recibir el placer de la lengua de un hombre (no de un beso, sino “allí abajo”) amenaza la relación de ambos.
Rob desea que ella experimente el mismo goce que él le ha dado a tantas otras mujeres con las que alguna vez salió, pero ella se muestra repugnada, y eso le duele.
Rob culpa a sus estrictos padres, religiosos y fundamentalistas. Julie piensa que se trata de algún defecto psicológico.
Sin importar la causa, ambos quieren una solución inmediata.
Afortunadamente para los enamorados, una noche, la lengua del Monstruo del Sexo los oye y responde a sus plegarias silenciosas.
Éste invade el sueño de Julie y le demuestra lo muy excitante e intenso – sin mencionar, placentero – que puede llegar a ser el sexo oral.
Cuando ella despierta, Rob le muestra que los sueños cargados de éxtasis oral se pueden volver realidad.
Luego, ella se voltea para Rob.
Cinco Llamas
Extensión. 5.700 palabras.
Por todo esto, ¡vuelva hacia arriba y descargue La Lengua del Monstruo ya mismo!
El Monstruo la envuelve a Julie con su lengua, y ésta invade cada uno de sus orificios corporales. Aunque intenta luchar contra él, no puede escaparse, y eventualmente se relaja y lo disfruta. Al poco tiempo, sus gritos de placer lo despiertan a Rob, quien le muestra a Julie que la boca de un hombre puede provocarle el mismo éxtasis húmedo a cada uno de sus orificios.
Los psicoanalistas Freudianos lo etiquetan a Rob como una persona con una fijación oral aguda. Le fascina comer y beber y mascar chicle todo el tiempo.
Y las universitarias adoran cómo les practica sexo oral durante una hora o más.
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Rob culpa a sus estrictos padres, religiosos y fundamentalistas. Julie piensa que se trata de algún defecto psicológico.
Sin importar la causa, ambos quieren una solución inmediata.
Afortunadamente para los enamorados, una noche, la lengua del Monstruo del Sexo los oye y responde a sus plegarias silenciosas.
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Luego, ella se voltea para Rob.
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