Emitimos pensamientos de mayor o menor intensidad todo el tiempo, y cosechamos sus resultados. Nuestras ondas de pensamiento no solo influyen en nosotros y los demás, sino que, además, poseen un poder de atracción, atraen hacia nosotros los pensamientos de los demás, cosas, circunstancias, personas y “suerte”, acordes al carácter de los pensamientos principales en nuestra mente. Los Pensamientos de Amor atraerán a nosotros el amor de los demás; las circunstancias y entornos acordes al pensamiento; personas que son de pensamientos similares. Los pensamientos de Ira, Odio, Envidia, Malicia y Celos atraerán a nosotros la camada de pensamientos similares que emanan de la mente de los demás, las circunstancias propicias para que tales pensamientos se manifiesten, las personas que manifiestan negatividad; y así sucesivamente.
Un pensamiento intenso o constante nos convertirá en el centro de atracción de las ondas correspondientes de los demás. Lo semejante atrae a lo semejante en el Mundo del Pensamiento; “cosecharéis lo que hayáis sembrado”. Los pájaros de plumaje parecido vuelan juntos en el mundo del pensamiento; y las maldiciones, como las gallinas, vienen a casa a cocinarse, además de traer a sus amigos con ellas.
Un pensamiento intenso o constante nos convertirá en el centro de atracción de las ondas correspondientes de los demás. Lo semejante atrae a lo semejante en el Mundo del Pensamiento; “cosecharéis lo que hayáis sembrado”. Los pájaros de plumaje parecido vuelan juntos en el mundo del pensamiento; y las maldiciones, como las gallinas, vienen a casa a cocinarse, además de traer a sus amigos con ellas.