Érase una vez, un tierra lejana donde la Magia y la Naturaleza luchaban entre ellas por saber quien de las dos era la mejor. Eran tan antiguas aquellas batallas, que ni los libros más viejos recogían el principio de cómo comenzaron las contiendas.
En innumerables ocasiones, ambas rivales, desplegaban sus poderes y todo acaba inundado de cientos de colores, rayos, estrellas, animales extravagantes y criaturas de distinta índole. A veces, era tal el bullicio y derroche de poder que se formaba, que las criaturas creadas por la Naturaleza se impregnaban de magia y se convertían en seres mágicos y naturales a la vez. Por ejemplo, puedo nombraros a las ninfas, los duendes, las hadas, los unicornios, los grifos, las grandes águilas voladoras… y muchas más que podría enumerar en una gran lista, pero ahora no es el momento.
En innumerables ocasiones, ambas rivales, desplegaban sus poderes y todo acaba inundado de cientos de colores, rayos, estrellas, animales extravagantes y criaturas de distinta índole. A veces, era tal el bullicio y derroche de poder que se formaba, que las criaturas creadas por la Naturaleza se impregnaban de magia y se convertían en seres mágicos y naturales a la vez. Por ejemplo, puedo nombraros a las ninfas, los duendes, las hadas, los unicornios, los grifos, las grandes águilas voladoras… y muchas más que podría enumerar en una gran lista, pero ahora no es el momento.