Estas dos palabras, luz y verdad, son la puerta de entrada para la comprensión, o al menos el vislumbre, del panorama del evangelio restaurado.
Desde la publicación de El Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y La Perla de Gran precio, tenemos a nuestra disposición palabras nuevas acerca de Dios y su plan para nosotros. Podemos leer la especial y poderosa forma de hablar de nuestro Salvador después de su victoria. Tenemos la oportunidad de saber cómo habla Dios a una cultura distinta a la de Abraham o a la del tiempo en que Roma gobernaba el mundo.
La luz y la verdad, en la restauración, son las vocales perdidas de un alfabeto divino que se perdió. Con su recuperación podemos comprender mejor el mensaje de las escrituras tanto antiguas como modernas.
En DyC 90:11 el Señor nos dice “Porque acontecerá que en aquel día todo hombre oirá la plenitud del evangelio en su propia lengua y en su propio idioma.” Considerando que una lengua abarca más aspectos que un idioma. Podemos decir que la lengua que usamos hoy es más rica en sus posibilidades que la del año 50 de nuestra era. Porque está trufada de nuevos significados para unas mismas palabras. Siendo la palabra luz, de un desarrollo nunca antes imaginado por nuestros ancestros.
Desde la publicación de El Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y La Perla de Gran precio, tenemos a nuestra disposición palabras nuevas acerca de Dios y su plan para nosotros. Podemos leer la especial y poderosa forma de hablar de nuestro Salvador después de su victoria. Tenemos la oportunidad de saber cómo habla Dios a una cultura distinta a la de Abraham o a la del tiempo en que Roma gobernaba el mundo.
La luz y la verdad, en la restauración, son las vocales perdidas de un alfabeto divino que se perdió. Con su recuperación podemos comprender mejor el mensaje de las escrituras tanto antiguas como modernas.
En DyC 90:11 el Señor nos dice “Porque acontecerá que en aquel día todo hombre oirá la plenitud del evangelio en su propia lengua y en su propio idioma.” Considerando que una lengua abarca más aspectos que un idioma. Podemos decir que la lengua que usamos hoy es más rica en sus posibilidades que la del año 50 de nuestra era. Porque está trufada de nuevos significados para unas mismas palabras. Siendo la palabra luz, de un desarrollo nunca antes imaginado por nuestros ancestros.