VICENTE BLASCO IBÁÑEZ, nació en Valencia un 28 de enero de 1867 y murió en Menton, en la costa azul francesa, en 1928, exiliado de la dictadura de Primo de Rivera. En su ciudad natal comenzó temprano a frecuentar el casino de las Juventudes Federales donde organizaba sus asambleas el Partido Republicano Federal. Allí descubrió en sí mismo unas extraordinarias dotes para la oratoria. Con motivo de la visita a Valencia del pretendiente de la causa carlista, marqués de Cerralbo, en 1890, Blasco contribuye activamente a lanzar una agitación popular en contra de la misma, motivo por el cual se ve obligado a huir de la ciudad vestido de pescador, refugiándose en París. A su vuelta, dos años más tarde, se convierte en uno de los políticos más populares de la ciudad y fue elegido diputado a Cortes por el partido republicano durante siete legislaturas. Fue justamente durante estos años de intensa actividad política cuando escribió sus mejores novelas, a las cuales imprime una acerba crítica social. Blasco Ibáñez supo encontrar la fórmula para fabricar libros de éxito internacional, los cuales le proporcionaron una fama inmensa, particularmente en los Estados Unidos, país en el que realizó una gira de conferencias, ganando, a la par que mucho dinero, el doctorado honoris causa de la universidad de Washington. Su obra se caracteriza por un naturalismo próximo al de Zola, aunque no en el rigor experimental de éste, sino más bien en su tendenciosidad basada en la ideología socialista y revolucionaria que lo caracterizó y también por el fatalismo, igualmente de raigambre naturalista.
“La maja desnuda” (1906), novela en que los hilos de la ficción y de la autobiografía se cruzan. El modelo femenino que nos presenta Blasco es el de la chilena Elena Ortúzar, segunda esposa del escritor. De nuevo asistimos al ascenso de un hijo del pueblo dotado de talento, Mariano Renovales, quien se obsesiona con el famoso cuadro de Goya y convence a su mujer para que acepte posar como modelo para un cuadro similar. La esposa se aviene en un principio, pero acaba destruyendo el cuadro. El ansia de gloria por una parte y los celos por otra acaban destrozando a la pareja. Sólo la muerte de ella le hará analizar y entender en parte el comportamiento de su esposa, quien no supo gestionar del mejor modo el intenso amor que por él había sentido.
“La maja desnuda” (1906), novela en que los hilos de la ficción y de la autobiografía se cruzan. El modelo femenino que nos presenta Blasco es el de la chilena Elena Ortúzar, segunda esposa del escritor. De nuevo asistimos al ascenso de un hijo del pueblo dotado de talento, Mariano Renovales, quien se obsesiona con el famoso cuadro de Goya y convence a su mujer para que acepte posar como modelo para un cuadro similar. La esposa se aviene en un principio, pero acaba destruyendo el cuadro. El ansia de gloria por una parte y los celos por otra acaban destrozando a la pareja. Sólo la muerte de ella le hará analizar y entender en parte el comportamiento de su esposa, quien no supo gestionar del mejor modo el intenso amor que por él había sentido.