La vida podría ser mucho peor. Vivo en Nueva York, tengo un trabajo decente, y vivo en una casa alquilada con mi mejor amiga. Lo último que me esperaba era salir de fiesta y que Arthur, uno de los hombres más adinerados de la ciudad, se interesase por mí. Aunque no en el sentido tradicional de la palabra…
Por supuesto, Arthur era todo lo que yo una mujer como yo quería. Al menos, en cuanto a sexo se refiere. Alto, atlético, atractivo, adinerado, seguro, alfa y directo. Sin embargo, se interesó por mí porque yo también era, más o menos, la mujer que un hombre como él quería…
Aparentemente “normal”, pero claro a sus ojos que era para él. Todos programas de prensa rosa habían hablado de Arthur y su “posible” gusto por lo inusual. Un gusto oscuro por dominar, controlar y darse a los placeres de la carne de forma muy poco católica. ¿Su oferta? Ser su invitada en la mazmorra roja convenientemente situada en el sótano de su mansión. Todo un mundo de gemidos, sonidos sordos, ecos y sombras.
Acepté. ¿Quién podría combatir semejante oferta? O mejor dicho, ¿que mujer que disfrute de la sumisión en la cama, podría? Yo no.
Se suele decir que el dolor, el placer y el poder son peligrosos. Bueno, lo son, precisamente por eso son atractivos.
Advertencia: Una novela romántica con erótica explícita dirigida a un público maduro abierto al BDSM.
Por supuesto, Arthur era todo lo que yo una mujer como yo quería. Al menos, en cuanto a sexo se refiere. Alto, atlético, atractivo, adinerado, seguro, alfa y directo. Sin embargo, se interesó por mí porque yo también era, más o menos, la mujer que un hombre como él quería…
Aparentemente “normal”, pero claro a sus ojos que era para él. Todos programas de prensa rosa habían hablado de Arthur y su “posible” gusto por lo inusual. Un gusto oscuro por dominar, controlar y darse a los placeres de la carne de forma muy poco católica. ¿Su oferta? Ser su invitada en la mazmorra roja convenientemente situada en el sótano de su mansión. Todo un mundo de gemidos, sonidos sordos, ecos y sombras.
Acepté. ¿Quién podría combatir semejante oferta? O mejor dicho, ¿que mujer que disfrute de la sumisión en la cama, podría? Yo no.
Se suele decir que el dolor, el placer y el poder son peligrosos. Bueno, lo son, precisamente por eso son atractivos.
Advertencia: Una novela romántica con erótica explícita dirigida a un público maduro abierto al BDSM.