País Vasco, septiembre de 1983, apenas un mes antes del comienzo oficial de las actividades de los GAL. Ane Goikoa, la mujer de Ramón Zubía, senador de la izquierda independentista, ha sido secuestrada por un grupo desconocido. Jean Houtsa, francés de origen vasco, emparentado con la mujer, es requerido para que haga labores de intermediación.
Francisco Letamendia, Ortzi, ha hecho un paréntesis en el cultivo del ensayo, dentro del ámbito académico de la Ciencia Política que le es propio, para realizar esta incursión en la literatura de ficción. El tema elegido, así como el hecho de que el propio autor fuera en su día parlamentario independentista, podrían inducir al lector a pensar que se trata de una novela política, pero Letamendia prefiere considerarla como una novela negra, con todo lo que una novela que se precie de tal adjetivo puede ofrecer: secuestro, asesinatos, corrupciones policiales, intriga, con distintos misterios dentro de un enigma, y hasta un poco de erotismo. Contiene también, y esto es más inusual en las novelas negras, varias historias de amour fou, de amor más allá de la muerte.
Puesto que es un relato imaginado, se podría decir, como en los títulos de crédito de las viejas películas, que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, y, por tanto, el lector no tiene que preocuparse por ello… ¿O quizá sí?
Francisco Letamendia, Ortzi, ha hecho un paréntesis en el cultivo del ensayo, dentro del ámbito académico de la Ciencia Política que le es propio, para realizar esta incursión en la literatura de ficción. El tema elegido, así como el hecho de que el propio autor fuera en su día parlamentario independentista, podrían inducir al lector a pensar que se trata de una novela política, pero Letamendia prefiere considerarla como una novela negra, con todo lo que una novela que se precie de tal adjetivo puede ofrecer: secuestro, asesinatos, corrupciones policiales, intriga, con distintos misterios dentro de un enigma, y hasta un poco de erotismo. Contiene también, y esto es más inusual en las novelas negras, varias historias de amour fou, de amor más allá de la muerte.
Puesto que es un relato imaginado, se podría decir, como en los títulos de crédito de las viejas películas, que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, y, por tanto, el lector no tiene que preocuparse por ello… ¿O quizá sí?