Guillaume Apollinaire escribió La mujer sentada, que se publicaría de forma póstuma en 1920, a partir de dos escritos previos, extrañamente complementarios: La mormona y el danita, de 1914, e Irene de Montparnasse o París en tiempos de guerra, de 1917. El primero es una crónica épica sobre la fundación del Estado mormón de Utah en el siglo XIX. El segundo una evocación de la vida encendida y febril del París de las vanguardias, del Montparnasse en el que vivían, creaban y se peleaban Picasso, Max Jacob, Blaise Cendrars o el propio Apollinaire, todos ellos personajes del libro.
A pesar de su variedad de temas y estilos, hay en esta novela una cuestión esencial y absolutamente moderna: la mujer libre, bárbara, la mujer que cuenta con ingresos propios y con un harén propio, que ha aprendido a vivir «sentada» en un mundo de «hombres en pie» que vagan perplejos y asustados.
"Una obra excepcional, sin estructura, con recuerdos personales de la guerra del 14, picaresca, que es la mejor metáfora para reflejar y reproducir el desconcierto del ser humano." - Jacinta Cremades, El Cultural
A pesar de su variedad de temas y estilos, hay en esta novela una cuestión esencial y absolutamente moderna: la mujer libre, bárbara, la mujer que cuenta con ingresos propios y con un harén propio, que ha aprendido a vivir «sentada» en un mundo de «hombres en pie» que vagan perplejos y asustados.
"Una obra excepcional, sin estructura, con recuerdos personales de la guerra del 14, picaresca, que es la mejor metáfora para reflejar y reproducir el desconcierto del ser humano." - Jacinta Cremades, El Cultural