España vive una crisis sin precedentes que ha reducido los problemas de la ciudadanía a cifras y balances que no cuadran. Una crisis que ha enrarecido un ambiente político y mediático en constante ajuste de cuentas, literal y simbólico.
A pesar de ello, políticos y personajes públicos de todo signo instan a la ciudadanía a superar «particularismos» para unirse firmemente en defensa de «lo que nos une». Lo que se espera, de hecho, es la adhesión de una ciudadanía cohesionada y dócil a lo que se determina que constituye el «sentido común». La cultura democrática española se sostiene sobre una fantasía de normalidad y consenso que requiere la identificación incuestionable con el todo como única forma de «ser en común». De esta manera, cuando una parte importante de la ciudadanía, por motivos diferentes, no se siente incluida en ese todo, la discrepancia se interpreta como una fractura que debe ser soldada para preservar la cohesión social y nacional.
Este libro plantea la posibilidad de analizar la situación con una lógica diferente: la lógica del disenso, que sostiene que la cualidad esencial de la democracia consiste en la apertura a formas singulares de pertenecer a ella, así como en la posibilidad de cuestionamiento de las formas de compartir, dividir, adjudicar y relacionarse dentro de lo común.
A pesar de ello, políticos y personajes públicos de todo signo instan a la ciudadanía a superar «particularismos» para unirse firmemente en defensa de «lo que nos une». Lo que se espera, de hecho, es la adhesión de una ciudadanía cohesionada y dócil a lo que se determina que constituye el «sentido común». La cultura democrática española se sostiene sobre una fantasía de normalidad y consenso que requiere la identificación incuestionable con el todo como única forma de «ser en común». De esta manera, cuando una parte importante de la ciudadanía, por motivos diferentes, no se siente incluida en ese todo, la discrepancia se interpreta como una fractura que debe ser soldada para preservar la cohesión social y nacional.
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