Síntesis grandiosa de lírica, ciencia y filosofía, La naturaleza, el mayor poema latino con la Eneida, arquetipo de poesía científica e insólita muestra de didactismo inspirado, parte de la doctrina física atomista para liberar al hombre de sus miedos a la muerte y a los dioses.
Muy poco sabemos a ciencia cierta de Tito Lucrecio Caro (primera mitad del siglo I a.C.), quien sin embargo es autor de uno de los mayores poemas de toda la latinidad. De rerum natura, su única obra conocida, es un poema didáctico en seis libros, un inusitado caso de poesía científica, en el que se expone de modo detallado el sistema físico de Epicuro, basado en el atomismo de Demócrito y Leucipo. Además de ser un gran tratado acerca del mundo material que pretende dar cuenta de los mecanismos y la esencia íntimos de la realidad, La naturaleza lo aborda todo: la composición del universo, formado por átomos y vacío, el carácter del conocimiento, del alma (explicación de los sueños, de los efectos psicológicos del miedo y la inseguridad) y de la mente, la historia del mundo y de la humanidad, el funcionamiento de los movimientos celestes, de los fenómenos meteorológicos... Todo este asombroso saber enciclopédico, y el convencimiento con el que se expresa, no tiene como fin, sin embargo, la mera erudición ni el acúmulo de datos, sino que persigue una finalidad ética: liberar al hombre de sus miedos a través de la explicación racional sobre la materialidad del mundo. Sin embargo, esta materialidad no impide el libre albedrío, puesto que el hombre es capaz de comprender los mecanismos más recónditos del todo y adaptarse a ellos, a fin de llevar una vida basada en la serenidad y el placer mesurado. He aquí, pues, que un poema de fondo filosófico materialista deviene fuente de liberación y aun de salvación personal.