Olivia tenía madre y una vida amable el veintisiete de diciembre y a la mañana siguiente, como si de una broma pesada se tratara, amaneció huérfana de ambas.
Del dolor y la necesidad de encajar esta hecatombe surgió “La niña de mamá”, una novela que gira en torno a un personaje ausente que no abandona la trama en ningún momento.
Olivia es quien pone nombre a la historia. Una mujer que, pese a estar cercana a la cuarentena, sigue acurrucada sobre el regazo de su madre. Por este motivo, tras su pérdida se sentirá igual de desamparada que una cría pequeña. Para ponerse al día en madurez, Olivia deberá desaprenderlo casi todo y volver a empezar desde el principio. Libros de autoayuda, filosofía oriental, psicología moderna, running… Olivia usará todos los recursos necesarios para alcanzar el anhelado sosiego.
Félix, el viudo, es un hombre seguro, afortunado y satisfecho hasta que su mujer desaparece. Félix echará mano de sus nuevos conocimientos sobre Internet y de una web de contactos para intentar encontrar algo con lo que taponar su herida y rellenar el vacío. Su capacidad de adaptación rayaría la frialdad si no fuera porque surge del dolor más punzante.
Eugenia es la pareja de Olivia (aunque ella no se dejaría definir de esa manera ni por quien la ha creado). A simple vista no parece más que un personaje interesado y narcisista, pero si conseguimos no enfadarnos demasiado con ella comprobaremos que es menos superficial de lo que aparenta. Eugenia es fría, contradictoria, mentirosa porque los acontecimientos le superan tras perder el rumbo de una vida que tenía muy bien trazada.
Olivia, Félix y Eugenia intentan reponerse de sus respectivas conmociones como pueden, aunque a veces elijan el camino más corto y despejado, que no siempre es el más adecuado.
Aunque “La niña de mamá” es una novela de ficción (con sus tres protagonistas, sus respectivas tramas, secundarios entrañables y escenarios dispares: Málaga, Donosti, Madrid, un Hogar del Jubilado o la consulta de una psicóloga, entre otros), también tiene algo de manual de crecimiento personal, ya que relata la asimilación de la pérdida y otras pequeñas catástrofes cotidianas. “La niña de mamá” es una novela muy terapéutica.
Este libro no se puede etiquetar de drama, a pesar de que parta de un hecho trágico. “La niña de mamá” es como la vida misma, a veces divertida y otras describe el enorme deseo de que se pare el mundo, y de bajarse y huir lejos tan pronto como deje de dar vueltas.
Del dolor y la necesidad de encajar esta hecatombe surgió “La niña de mamá”, una novela que gira en torno a un personaje ausente que no abandona la trama en ningún momento.
Olivia es quien pone nombre a la historia. Una mujer que, pese a estar cercana a la cuarentena, sigue acurrucada sobre el regazo de su madre. Por este motivo, tras su pérdida se sentirá igual de desamparada que una cría pequeña. Para ponerse al día en madurez, Olivia deberá desaprenderlo casi todo y volver a empezar desde el principio. Libros de autoayuda, filosofía oriental, psicología moderna, running… Olivia usará todos los recursos necesarios para alcanzar el anhelado sosiego.
Félix, el viudo, es un hombre seguro, afortunado y satisfecho hasta que su mujer desaparece. Félix echará mano de sus nuevos conocimientos sobre Internet y de una web de contactos para intentar encontrar algo con lo que taponar su herida y rellenar el vacío. Su capacidad de adaptación rayaría la frialdad si no fuera porque surge del dolor más punzante.
Eugenia es la pareja de Olivia (aunque ella no se dejaría definir de esa manera ni por quien la ha creado). A simple vista no parece más que un personaje interesado y narcisista, pero si conseguimos no enfadarnos demasiado con ella comprobaremos que es menos superficial de lo que aparenta. Eugenia es fría, contradictoria, mentirosa porque los acontecimientos le superan tras perder el rumbo de una vida que tenía muy bien trazada.
Olivia, Félix y Eugenia intentan reponerse de sus respectivas conmociones como pueden, aunque a veces elijan el camino más corto y despejado, que no siempre es el más adecuado.
Aunque “La niña de mamá” es una novela de ficción (con sus tres protagonistas, sus respectivas tramas, secundarios entrañables y escenarios dispares: Málaga, Donosti, Madrid, un Hogar del Jubilado o la consulta de una psicóloga, entre otros), también tiene algo de manual de crecimiento personal, ya que relata la asimilación de la pérdida y otras pequeñas catástrofes cotidianas. “La niña de mamá” es una novela muy terapéutica.
Este libro no se puede etiquetar de drama, a pesar de que parta de un hecho trágico. “La niña de mamá” es como la vida misma, a veces divertida y otras describe el enorme deseo de que se pare el mundo, y de bajarse y huir lejos tan pronto como deje de dar vueltas.