Adrián Collins es el billonario hijo de quien una vez fue un brillante titán de la industria. Ahora su padre está viejo y frágil, con múltiples afecciones que requieren constante cuidado. Adrián visita a su padre para mantenerlo al corriente del negocio familiar y literalmente se tropieza con su nueva enfermera. Ivy es una pequeña y curvilínea pelirroja que resulta ser rápida, divertida e inteligente, todo lo que Adrián disfruta en una potencial amante. ¿Existe alguna posibilidad de que se pueda resistir a tocarla? Pero dormir con el hijo del jefe es un riesgo potencial para la carrera de Ivy. ¿Será capaz Adrián de disiparle las dudas y tener una noche que ninguno de los dos olvide?
Ésta es una historia erótica explícita corta de aproximadamente 5.400 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está dirigida sólo a adultos interesados en este tipo de material para su consumo en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violan leyes locales.
Extracto:
“Ivy”, dijo ella con una risita. "Ivy Jenkins. Lo siento, creo que debí haberme presentado primero”
“Ivy. Es un bonito nombre”
Y parecía representarla bien. Sus ojos no eran verdes, pero había suficiente de ese color en ellos como para dar una impresión de hojas suaves y redondas subiéndose a una pared de alguna vieja mansión. Su piel… Era tan suave, que él quería pasar sus manos por ella, tocarla en aquellos lugares en los que no era apropiado pensar, al conocerla en tan poco tiempo. Sin embargo, sus pensamientos no dejaban de pasearse por allí, de cualquier manera.
“Yo debería…”, hizo un gesto hacia la cama. “Necesito revisar sus signos vitales. A su hermano le gusta que los revise con bastante frecuencia”
“Por supuesto”
Adrián la dejó ir, reacio, y dando un paso a un lado. Ella se acercó a su padre, inclinándose un poco para tomar su pulso. Al hacerlo, sus jeans de corte bajo amenazaban con deslizarse muy por debajo de sus caderas, revelando un poco de piel bajo su blusa, que tenía un oscuro lunar; de esos que se parecían a las marcas de belleza que las mujeres usaban antaño, para llamar la atención sobre sus nalgas. Al sentir que sus dedos le picaban por las ganas de tocarlo, supo que debía irse de allí.
Ésta es una historia erótica explícita corta de aproximadamente 5.400 palabras. Contiene lenguaje gráfico y temas sexuales. Está dirigida sólo a adultos interesados en este tipo de material para su consumo en jurisdicciones donde su venta y disfrute no violan leyes locales.
Extracto:
“Ivy”, dijo ella con una risita. "Ivy Jenkins. Lo siento, creo que debí haberme presentado primero”
“Ivy. Es un bonito nombre”
Y parecía representarla bien. Sus ojos no eran verdes, pero había suficiente de ese color en ellos como para dar una impresión de hojas suaves y redondas subiéndose a una pared de alguna vieja mansión. Su piel… Era tan suave, que él quería pasar sus manos por ella, tocarla en aquellos lugares en los que no era apropiado pensar, al conocerla en tan poco tiempo. Sin embargo, sus pensamientos no dejaban de pasearse por allí, de cualquier manera.
“Yo debería…”, hizo un gesto hacia la cama. “Necesito revisar sus signos vitales. A su hermano le gusta que los revise con bastante frecuencia”
“Por supuesto”
Adrián la dejó ir, reacio, y dando un paso a un lado. Ella se acercó a su padre, inclinándose un poco para tomar su pulso. Al hacerlo, sus jeans de corte bajo amenazaban con deslizarse muy por debajo de sus caderas, revelando un poco de piel bajo su blusa, que tenía un oscuro lunar; de esos que se parecían a las marcas de belleza que las mujeres usaban antaño, para llamar la atención sobre sus nalgas. Al sentir que sus dedos le picaban por las ganas de tocarlo, supo que debía irse de allí.