En una España de eternas discusiones, en la que todo se analiza pero nada se resuelve, un viejo catedrático aporta soluciones a problemas como el de la terrible sequía que lleva camino de convertir a nuestro país en un desierto, o la proliferación de un dinero negro que frena la economía anulando toda posibilidad de creación de empleo o desarrollo. A través de páginas repletas de sorpresas veteadas de cierto misterio, La ordalía del veneno es una novela que nada tiene que ver con cuantas se han escrito hasta el presente, ya que, en ella, no sólo se airean graves problemas, sino que se plantea cómo acabar con ellos. Los eternos escépticos alegarán que algunas de tales soluciones son utópicas, pero está claro que para el ser humano volar fue una utopía hasta el día en que alguien voló. Y bajo el ala de la inagotable imaginación de Alberto Vázquez-Figueroa, volar es sólo el principio.
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