Este libro es el repaso histórico y crítico de un sueño insensato y fecundo: la aspiración a una teoría de la historia. Como todas las grandes ambiciones, también ésta se frustra, pero, también como ellas, deja en el camino importantes conquistas: se decantan notables resultados de la teoría social y se perfilan sus problemas metodológicos fundamentales. En su primera parte se examina esa historia y su inserción en la teoría social contemporánea, en la segunda se evalúa sistemáticamente el proyecto y se rescata lo que de buen sentido queda en él, al servicio de una de las tesis centrales del ensayo: la teoría de la historia no permite contar lo que pasa, sino lo que no puede pasar.
El libro se articula en torno a tres nudos argumentales. El primero, histórico: una valoración de las dos tradiciones que más energías han comprometido en la ciencia de la historia. Se muestra como la historia del pensamiento social aparece dividida entre quienes obsesionados por el método se olvidaron de los problemas y quienes identificaron los problemas pero desatendieron las herramientas analíticas.
El segundo, metodológico: una dilucidación de las relaciones entre las estructuras (sociales) y las acciones (individuales). Se sostiene que las teorías describen los escenarios humanos -pero no las conductas humanas- y permiten obtener «teoremas de imposibilidad» que trazan el perímetro de las biografías accesibles a las gentes y que, por tanto, hay diversos comportamientos compatibles con una única ley social.
El tercero, teórico: una defensa -con reservas- de las teorías materialistas de la historia como la «teoría marxista». Teorías que, sin ser genuinas teorías, constituyen sugestivas hipótesis metafísicas, capaces de generar conjeturas y admiten diversos grados de precisión mediante teorías sociales específicas.
Las teorías sociales y económicas contemporáneas y disputas clásicas de la antropología y la historiografía son escenarios en donde las distintas tesis buscan perfil. Sin abandonar su calidad de texto con «punto de vista», el libro sirve también como introducción a importantes corrientes del pensamiento social y a los problemas metodológicos de la teoría social.
El libro se articula en torno a tres nudos argumentales. El primero, histórico: una valoración de las dos tradiciones que más energías han comprometido en la ciencia de la historia. Se muestra como la historia del pensamiento social aparece dividida entre quienes obsesionados por el método se olvidaron de los problemas y quienes identificaron los problemas pero desatendieron las herramientas analíticas.
El segundo, metodológico: una dilucidación de las relaciones entre las estructuras (sociales) y las acciones (individuales). Se sostiene que las teorías describen los escenarios humanos -pero no las conductas humanas- y permiten obtener «teoremas de imposibilidad» que trazan el perímetro de las biografías accesibles a las gentes y que, por tanto, hay diversos comportamientos compatibles con una única ley social.
El tercero, teórico: una defensa -con reservas- de las teorías materialistas de la historia como la «teoría marxista». Teorías que, sin ser genuinas teorías, constituyen sugestivas hipótesis metafísicas, capaces de generar conjeturas y admiten diversos grados de precisión mediante teorías sociales específicas.
Las teorías sociales y económicas contemporáneas y disputas clásicas de la antropología y la historiografía son escenarios en donde las distintas tesis buscan perfil. Sin abandonar su calidad de texto con «punto de vista», el libro sirve también como introducción a importantes corrientes del pensamiento social y a los problemas metodológicos de la teoría social.