La Tierra ha sido expoliada, deteriorada, arruinada, polucionada por un virus letal que se llama humanidad. Pero hay alguien que no está dispuesto a consentirlo.
Durante más de seiscientas páginas asistimos a la invasión de nuestro planeta por quienes pretenden poner orden a un alto coste, sucediéndose una serie de eventos que nos dan que pensar que el remedio es peor que la enfermedad... ¿O no?
Somos conscientes de que la primera parte presenta un material muy duro de digerir, aunque todo se explica en la segunda y sobre todo en la tercera, en las que se ve que no era tan duro después de todo. No obstante, si el lector o lectora ve que se hiere mucho su sensibilidad, puede pasar a la segunda parte directamente, renunciando así a parte del placer del descubrimiento de algunos elementos de la historia, pero en realidad esta historia se puede abordar por cualquier parte en primer lugar y continuar hasta haberse leído el total para comprenderla, pues es una unidad y en realidad no es tan diferente comprender unas cosas antes que otras. La primera parte es mucho más concreta, si bien esa concreción se va perdiendo a medida que avanza la historia, porque se abordan otros problemas cada vez más generales y que, por lo tanto, nos afectan a todos nosotros…, o al menos eso se ha pretendido, dado el alto grado de verosimilitud que se ha conseguido, llegando a dudarse en más de una ocasión de si se trata de una novela de ficción científica o de un retrato de la realidad más humana.
Esta novela ha sido escrita por dos autores diferentes que se repartieron el trabajo de la siguiente forma: Jack Crane elaboró la primera parte con total libertad sobre unas líneas maestras previamente acordadas. La segunda parte es de factura de Jesús Ángel, que tampoco tuvo ninguna limitación para llevar la narración a su aire, a partir del punto en que Jack Crane la dejó. Finalmente, en la tercera parte hubo que consensuar el final y cómo se llegó a él.
Pero durante toda la narración, obviando los evidentes cambios de motivaciones y estilo, el lector se sumerge en la acción y se olvida de que esta novela se ha hecho a cuatro manos.
Esperamos disfrutar de la aprobación o al menos de la crítica sincera de nuestros respectivos lectores, condicionales o incondicionales. Pero antes de iniciar la lectura aconsejamos que se lean lo dicho justo al principio de esta obra, el primer capítulo, que hemos llamado DESISTIMIENTO y que se puede leer sin necesidad de comprar el libro.
Durante más de seiscientas páginas asistimos a la invasión de nuestro planeta por quienes pretenden poner orden a un alto coste, sucediéndose una serie de eventos que nos dan que pensar que el remedio es peor que la enfermedad... ¿O no?
Somos conscientes de que la primera parte presenta un material muy duro de digerir, aunque todo se explica en la segunda y sobre todo en la tercera, en las que se ve que no era tan duro después de todo. No obstante, si el lector o lectora ve que se hiere mucho su sensibilidad, puede pasar a la segunda parte directamente, renunciando así a parte del placer del descubrimiento de algunos elementos de la historia, pero en realidad esta historia se puede abordar por cualquier parte en primer lugar y continuar hasta haberse leído el total para comprenderla, pues es una unidad y en realidad no es tan diferente comprender unas cosas antes que otras. La primera parte es mucho más concreta, si bien esa concreción se va perdiendo a medida que avanza la historia, porque se abordan otros problemas cada vez más generales y que, por lo tanto, nos afectan a todos nosotros…, o al menos eso se ha pretendido, dado el alto grado de verosimilitud que se ha conseguido, llegando a dudarse en más de una ocasión de si se trata de una novela de ficción científica o de un retrato de la realidad más humana.
Esta novela ha sido escrita por dos autores diferentes que se repartieron el trabajo de la siguiente forma: Jack Crane elaboró la primera parte con total libertad sobre unas líneas maestras previamente acordadas. La segunda parte es de factura de Jesús Ángel, que tampoco tuvo ninguna limitación para llevar la narración a su aire, a partir del punto en que Jack Crane la dejó. Finalmente, en la tercera parte hubo que consensuar el final y cómo se llegó a él.
Pero durante toda la narración, obviando los evidentes cambios de motivaciones y estilo, el lector se sumerge en la acción y se olvida de que esta novela se ha hecho a cuatro manos.
Esperamos disfrutar de la aprobación o al menos de la crítica sincera de nuestros respectivos lectores, condicionales o incondicionales. Pero antes de iniciar la lectura aconsejamos que se lean lo dicho justo al principio de esta obra, el primer capítulo, que hemos llamado DESISTIMIENTO y que se puede leer sin necesidad de comprar el libro.