Desde diversas instancias se está reclamando una refundación de la democracia al considerar que este sistema político no es capaz, en estos momentos, de dar soluciones efectivas a los problemas de la ciudadanía. La crisis está siendo muy dura, y diversos sectores de la sociedad pueden verse expulsados del sistema.
La corrupción política es uno de los problemas más serios que tiene nuestra democracia, ya que provoca el descrédito de la clase política. Mientras tanto, los bancos estafan a miles de ciudadanos, y sus directivos reciben indemnizaciones millonarias por haber hundido los bancos que han tenido que ser rescatados con dinero público. Y estos mismos bancos rescatados (y otros) son los que hacen que miles de familias sean desahuciadas al no poder pagar la hipoteca. El estado del bienestar es recortado para calmar unos mercados insaciables, y la ciudadanía tiene la sensación de que el Gobierno defiende los intereses de los bancos y las grandes empresas antes que los de los ciudadanos.
En estas circunstancias se pide la intervención de la ética, de la disciplina filosófica que debería estar presente en todas y cada una de las decisiones políticas. La democracia es el sistema político ético por excelencia, y algo está pasando cuando la desafección de la ciudadanía hacia la clase política es cada vez mayor. Hay colectivos que consideran que los políticos no los representan. Quizás lo que hace falta es refundar la democracia y recuperar la concepción ética del sistema democrático.
La corrupción política es uno de los problemas más serios que tiene nuestra democracia, ya que provoca el descrédito de la clase política. Mientras tanto, los bancos estafan a miles de ciudadanos, y sus directivos reciben indemnizaciones millonarias por haber hundido los bancos que han tenido que ser rescatados con dinero público. Y estos mismos bancos rescatados (y otros) son los que hacen que miles de familias sean desahuciadas al no poder pagar la hipoteca. El estado del bienestar es recortado para calmar unos mercados insaciables, y la ciudadanía tiene la sensación de que el Gobierno defiende los intereses de los bancos y las grandes empresas antes que los de los ciudadanos.
En estas circunstancias se pide la intervención de la ética, de la disciplina filosófica que debería estar presente en todas y cada una de las decisiones políticas. La democracia es el sistema político ético por excelencia, y algo está pasando cuando la desafección de la ciudadanía hacia la clase política es cada vez mayor. Hay colectivos que consideran que los políticos no los representan. Quizás lo que hace falta es refundar la democracia y recuperar la concepción ética del sistema democrático.