La emoción de la tristeza puede aparecer ante cualquier pérdida o situación adversa y viene acompañada con un cierto aislamiento, llanto o actitud pasiva. Es una experiencia afectiva desagradable que no podemos evitar en los niños y, cuando aparece, debemos ser buenos acompañantes, proporcionándoles el consuelo que necesitan, escuchándoles o, simplemente, estando a su lado.
En este libro hay cinco cuentos que tratan de la tristeza provocada por diferentes situaciones, que le ayudarán al lector a comprender cómo debe expresarla y las diferentes casusas que la pueden provocar. Después de su lectura se abre un espacio de preguntas que tiene la finalidad de ayudar a los niños a comentar sus dudas o inquietudes a la vez que puede ayudar al adulto a detectar algún problema que puede surgir con esta emoción o aclarar conceptos.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. Es importante que los adultos den permiso al niño para expresar esta emoción y la valoren pues a veces se suele reprimir lo que suele traer como consecuencia malestar y tensión.
En algunos cuentos el protagonista está triste por algo que le pasa pero en otros la causa es incierta o más bien subjetiva, es decir, a veces los niños viven el crecimiento como una pérdida de privilegios destinados solo a los más pequeños, aunque no tiene que ser real. Al ver este proceso reflejado en un cuento, es más fácil elaborar la situación y poder salir del estado de tristeza.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para que aprendan a aceptar sus momentos tristes y a la vez sepan superarlos con ayuda de los adultos que les quieren y en quienes confían.
En este libro hay cinco cuentos que tratan de la tristeza provocada por diferentes situaciones, que le ayudarán al lector a comprender cómo debe expresarla y las diferentes casusas que la pueden provocar. Después de su lectura se abre un espacio de preguntas que tiene la finalidad de ayudar a los niños a comentar sus dudas o inquietudes a la vez que puede ayudar al adulto a detectar algún problema que puede surgir con esta emoción o aclarar conceptos.
Los niños necesitan poner nombre a las emociones que están experimentando y aprender a expresarlas. Es importante que los adultos den permiso al niño para expresar esta emoción y la valoren pues a veces se suele reprimir lo que suele traer como consecuencia malestar y tensión.
En algunos cuentos el protagonista está triste por algo que le pasa pero en otros la causa es incierta o más bien subjetiva, es decir, a veces los niños viven el crecimiento como una pérdida de privilegios destinados solo a los más pequeños, aunque no tiene que ser real. Al ver este proceso reflejado en un cuento, es más fácil elaborar la situación y poder salir del estado de tristeza.
Merece la pena abordar la educación emocional de los niños y de las niñas para que aprendan a aceptar sus momentos tristes y a la vez sepan superarlos con ayuda de los adultos que les quieren y en quienes confían.