Es conocido por todos los expertos en la investigación científica sobre embriones humanos in vitro, y por la población en general, que existen dos maneras de acercarse a los problemas que genera la técnica. La primera, llamada sacralidad de la vida, defiende la prohibición de cualquier manipulación sobre estos embriones, por considerar que se es persona desde el instante mismo de la concepción y que la vida es un don de Dios y por lo tanto no puede ser manipulada. En la orilla opuesta se encuentran los defensores de la dignidad humana, los que piensan que un embrión no es persona, que la concepción no se da en un instante, que es un proceso maravilloso de formación de la vida humana y que además de ser el paradigma de la reproducción, también puede ser reservorio, que al utilizarlo como tal permitirá curar enfermedades y superar el dolor. Los defensores de esta última postura, lejos de asumir una posición absolutista, plantean posiciones abiertas, pruralistas y demócraticas frente a este delicado asunto. El autor de este texto, defensor de la segunda tesis, hace un recuento fascinante sobre el estado del tema, y en un diálogo con el lector le permite tener una postura clara e independiente. Es un texto que se recomienda al público en general y en particular a los estudiantes, profesionales, abogados y docentes con vocación por esta materia.
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