Lonardi trajo la ilusión de una nueva cristiandad que fusionara política
y religión. Pero el abismo con el pueblo que produjo el golpe contra
Perón amenazó la razón de ser de la Iglesia. Muchos sacerdotes se
acercaron a los trabajadores y algunos obispos a la dirigencia sindical.
Pese a la renovación conciliar, el cardenal Caggiano santificó la
dictadura de Onganía. El vicariato castrense, Meinville, Genta, Sacheri
y la Cité Catholique francesa adosctrinaron a las FFAA para la cruzada
represiva contra la soberanía del pueblo. Los sacerdotes del tercer
mundo fueron de la pastoral popular a la acción política. La jerarquía
juró participar en el proceso de liberación con «la violencia evangélica
del amor». Pero asustada por el cordobaza se encerró con las Fuerzas
Armadas en la fortaleza del nacional-catolicismo, asediada por la
modernidad de la revolución.
y religión. Pero el abismo con el pueblo que produjo el golpe contra
Perón amenazó la razón de ser de la Iglesia. Muchos sacerdotes se
acercaron a los trabajadores y algunos obispos a la dirigencia sindical.
Pese a la renovación conciliar, el cardenal Caggiano santificó la
dictadura de Onganía. El vicariato castrense, Meinville, Genta, Sacheri
y la Cité Catholique francesa adosctrinaron a las FFAA para la cruzada
represiva contra la soberanía del pueblo. Los sacerdotes del tercer
mundo fueron de la pastoral popular a la acción política. La jerarquía
juró participar en el proceso de liberación con «la violencia evangélica
del amor». Pero asustada por el cordobaza se encerró con las Fuerzas
Armadas en la fortaleza del nacional-catolicismo, asediada por la
modernidad de la revolución.