Lady Claudia Harlow ve el mundo a través de una miopía que oculta a los demás. En esa forma de mirar un tanto distorsionada, tal vez esté aquello que la distingue, que la acerca a un mundo de fantasías.
Conocida como lady Encanto, título honorífico a la regente más joven de Almack’s, el más afamado salón de Londres, ese mundo de ensueños se proyecta en la señorita Harlow y la transforma en el árbitro de la elegancia de la ciudad. Junto a otras damas, decide quién está a la moda y quién no; quién debe ser invitado a una fiesta y quiénes pueden ofrecer fiestas; qué evento es digno de ser visitado y cuáles no. En la inocencia de ese mundo cercano de la miopía hay también un atisbo de crueldad.
Por otro lado, lady Encanto, como cualquier joven dama de sociedad, busca a un hombre con quien desposarse. Ella, a pesar de conocer de memoria el proceder mundano de los salones, anhela un caballero tan impetuoso y distante como apasionado por ella, soberbio y atento hasta el más mínimo detalle.
¿Qué pasa, sin embargo, fuera de los bailes y los salones? Con esta pregunta, Adriana Hartwig parece poner a prueba el temple de nuestra heroína. ¿Qué sucede si aquellos a los que ha rechazado deciden vengarse, hacerle la vida imposible? ¿Triunfa la miopía del mundo cerrado, perfecto, ilusorio? ¿O triunfa el fango de lo real, de las calles deshabitadas, de los peligros cotidianos?
Con esta adorable novela, con esta intensa historia de amor, Adriana Hartwig nos presenta un personaje singular, una joven atrevida que comprende, finalmente, que ser fiel a la manera –miope o no– propia de ver el mundo es la manera de escaparse de cualquier convencionalismo.
Conocida como lady Encanto, título honorífico a la regente más joven de Almack’s, el más afamado salón de Londres, ese mundo de ensueños se proyecta en la señorita Harlow y la transforma en el árbitro de la elegancia de la ciudad. Junto a otras damas, decide quién está a la moda y quién no; quién debe ser invitado a una fiesta y quiénes pueden ofrecer fiestas; qué evento es digno de ser visitado y cuáles no. En la inocencia de ese mundo cercano de la miopía hay también un atisbo de crueldad.
Por otro lado, lady Encanto, como cualquier joven dama de sociedad, busca a un hombre con quien desposarse. Ella, a pesar de conocer de memoria el proceder mundano de los salones, anhela un caballero tan impetuoso y distante como apasionado por ella, soberbio y atento hasta el más mínimo detalle.
¿Qué pasa, sin embargo, fuera de los bailes y los salones? Con esta pregunta, Adriana Hartwig parece poner a prueba el temple de nuestra heroína. ¿Qué sucede si aquellos a los que ha rechazado deciden vengarse, hacerle la vida imposible? ¿Triunfa la miopía del mundo cerrado, perfecto, ilusorio? ¿O triunfa el fango de lo real, de las calles deshabitadas, de los peligros cotidianos?
Con esta adorable novela, con esta intensa historia de amor, Adriana Hartwig nos presenta un personaje singular, una joven atrevida que comprende, finalmente, que ser fiel a la manera –miope o no– propia de ver el mundo es la manera de escaparse de cualquier convencionalismo.