Las amistades peligrosas es una famosa novela epistolar, escrita por Pierre Choderlos de Laclos, que narra el duelo perverso y libertino de dos miembros de la nobleza francesa a finales del siglo XVIII. Fue publicada por primera vez en 1782.
La Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, que en otro tiempo fueron amantes, se aprovechan del mejor modo que pueden de la sociedad puritana y privilegiada en la que viven. Estos dos personajes depravados no dejan de enviarse cartas en las que se cuentan sus hazañas, que constituyen la trama de la historia. Sin embargo, a pesar de ser rivales, no están en igualdad. El vizconde de Valmont, por su condición de hombre, puede hacer alarde de su condición de libertino y gozar incluso por ello de una cierta reputación. Pero no sucede lo mismo con la marquesa. Aunque rival del vizconde en cuanto a aventuras de alcoba, la marquesa de Merteuil, además, está obligada a disimular. Su rango social, matrimonial (es viuda) y su sexo (es mujer en un mundo dominado por los hombres) obliga a que se comporte con doblez y la fuerza al maquiavelismo.
La marquesa, harta de escuchar los alardes de Valmont sobre sus aptitudes seductoras le reta a seducir a la más virtuosa de las mujeres conocidas en la sociedad en la que se desenvuelven, la Presidenta de Tourvel. Si consigue seducirla, la propia marquesa engañará a su actual amante y se entregará a Valmont.
A esta intriga se une el deseo de la marquesa de vengarse de su antiguo amante, Gercourt, que, tras abandonarla, ha decidido casarse y ha buscado para ello a una joven pura, educada en un convento, Cecilia Volanges. Cecilia vive con su madre, escribe cartas a una amiga que ha permanecido en el convento y siente admiración por la marquesa de Merteuil, quien visita a menudo a la familia en compañía del caballero Danceny, del que Cecilia se enamorará.
La Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, que en otro tiempo fueron amantes, se aprovechan del mejor modo que pueden de la sociedad puritana y privilegiada en la que viven. Estos dos personajes depravados no dejan de enviarse cartas en las que se cuentan sus hazañas, que constituyen la trama de la historia. Sin embargo, a pesar de ser rivales, no están en igualdad. El vizconde de Valmont, por su condición de hombre, puede hacer alarde de su condición de libertino y gozar incluso por ello de una cierta reputación. Pero no sucede lo mismo con la marquesa. Aunque rival del vizconde en cuanto a aventuras de alcoba, la marquesa de Merteuil, además, está obligada a disimular. Su rango social, matrimonial (es viuda) y su sexo (es mujer en un mundo dominado por los hombres) obliga a que se comporte con doblez y la fuerza al maquiavelismo.
La marquesa, harta de escuchar los alardes de Valmont sobre sus aptitudes seductoras le reta a seducir a la más virtuosa de las mujeres conocidas en la sociedad en la que se desenvuelven, la Presidenta de Tourvel. Si consigue seducirla, la propia marquesa engañará a su actual amante y se entregará a Valmont.
A esta intriga se une el deseo de la marquesa de vengarse de su antiguo amante, Gercourt, que, tras abandonarla, ha decidido casarse y ha buscado para ello a una joven pura, educada en un convento, Cecilia Volanges. Cecilia vive con su madre, escribe cartas a una amiga que ha permanecido en el convento y siente admiración por la marquesa de Merteuil, quien visita a menudo a la familia en compañía del caballero Danceny, del que Cecilia se enamorará.