En este libro las pistas, los malos, la sospecha y la intriga se multiplican, y no solo eso,también las conversaciones entre Holmes y Watson cargadas de reflexiones coherentemente delirantes se multiplican, y el pensamiento profundo: «Voy a fumar.Este es un problema de tres pipas, así que le ruego que no me dirija la palabra durante cincuenta minutos», y los disfraces del detective, y los escenarios londinenses… Y no se multiplica, pero aparece, la única mujer a la que el misógino de Sherlock regala su admiración.Y todo, porque Las aventuras de Sherlock Holmes reúne un grupo de casos nada «elemental» que, sin duda, y como le dice el Dr. Watson a Holmes: «Querido amigo, no me lo perdería por nada del mundo».
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