Prólogo de María Martínez del Portal / La mejor presentación para esta obra la podemos encontrar en una carta que, desde Monóvar, José Martínez Ruiz escribe a Juan Ramón Jiménez, en la que afirma: «… narraré la infancia de Antonio Azorín. He terminado ya el libro: en él explico cómo se ha formado la tristeza de este íntimo amigo mío…», se refiere, no cabe duda alguna, a Las confesiones. Este es un bello libro de recuerdos en el que Antonio Azorín nos da a conocer la formación que, durante su niñez y adolescencia, fue recibiendo, recogiendo no todo lo que pasó sino tan sólo fragmentos.
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