En estas Hojas enfermas el lector reconocerá la realidad del tiempo que nos ha tocado vivir, aunque la palabra dibuje escenarios naturales al abrigo de voces que recrean una naturaleza, y un paisaje, un refugio frente al mundo. El poeta, sin embargo, es consciente de que vive en una época convulsa, ¿no te fue dado el tiempo del amor ni el tiempo de la calma¿ como diría el denostado Heberto Padilla, muy presente en varios de estos poemas y cuya cita sirve para titular una de las cuatro secciones que componen el libro. Esa conciencia crítica es la voz que advierte de los peligros de una defensa injustificada del yo. Individuo y colectividad, frente a frente. La historia, por primera vez, forma parte de las preocupaciones e intereses del autor y aparece en la escritura como un espejo donde se reflejan falsedades y contradicciones, la deriva de una sociedad que se defiende cerrando los ojos cuando no levantando barreras. De esa conciencia herida, y de las incertidumbres, surgen la mayoría de estos poemas. Frente al dolor, la mentira, el silencio o la injusticia, la poesía, muchas veces, es sólo un refugio, un bello refugio. Pero el poeta quiere que no sea ajena a lo que la rodea, que no se interese únicamente por la belleza y sea crítica y desobediente. Ese espíritu habita en los poemas de Ramón Crespo, aunque finalmente termine entregándose al misterio de la palabra poética.
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