En «Las leyes», Platón expresa sus teorías acerca de la política y la organización social de un modo más realista y menos utópico que en diálogos anteriores (quizás influido por sus experiencias con la política en Siracusa).
Gracias a esto, al contrario que en la mayoría de los diálogos, Sócrates no aparece aquí. Esto es porque el diálogo tiene lugar en Creta, y Sócrates nunca aparece fuera de Atenas en los escritos de Platón. En lugar de Sócrates, tenemos como protagonistas a un anciano ateniense (contrafigura del propio Platón) y otros dos ancianos: un espartano (Megilo) y un cretense (Clinias) de Cnosos.
El ateniense se une a los otros dos en su peregrinaje religioso al santuario de Zeus. El diálogo completo tiene lugar durante esa jornada, emulando la acción de Minos, al cual atribuyen los cretenses la redacción de sus antiguas leyes y que hacía este camino cada nueve años para recibir instrucciones de Zeus.
Hacia el final del tercer capítulo, Clinias anuncia que tiene el encargo de establecer las leyes de una nueva colonia cretense y que agradecería la ayuda del ateniense. El resto del diálogo transcurre con los tres ancianos elaborando leyes para la nueva ciudad, al tiempo que caminan hacia el santuario.
Gracias a esto, al contrario que en la mayoría de los diálogos, Sócrates no aparece aquí. Esto es porque el diálogo tiene lugar en Creta, y Sócrates nunca aparece fuera de Atenas en los escritos de Platón. En lugar de Sócrates, tenemos como protagonistas a un anciano ateniense (contrafigura del propio Platón) y otros dos ancianos: un espartano (Megilo) y un cretense (Clinias) de Cnosos.
El ateniense se une a los otros dos en su peregrinaje religioso al santuario de Zeus. El diálogo completo tiene lugar durante esa jornada, emulando la acción de Minos, al cual atribuyen los cretenses la redacción de sus antiguas leyes y que hacía este camino cada nueve años para recibir instrucciones de Zeus.
Hacia el final del tercer capítulo, Clinias anuncia que tiene el encargo de establecer las leyes de una nueva colonia cretense y que agradecería la ayuda del ateniense. El resto del diálogo transcurre con los tres ancianos elaborando leyes para la nueva ciudad, al tiempo que caminan hacia el santuario.