Muchos pensarán que este es un libro más sobre el eterno enfrentamiento entre la ciencia y la religión, entre la fuerza de la razón y la fuerza de la fe. Nada de eso. Diego Golombek propone una mirada mucho más novedosa e interesante. Por primera vez, las ciencias naturales pueden estudiar la religión en lugar de burlarse de ella; por primera vez, la ciencia puede responder una pregunta inquietante: ¿por qué, en pleno siglo XXI, seguimos creyendo en algo o alguien superior, llámese Dios, meditación trascendental, espiritualidad o sentido de la vida? ¿De dónde surge esta necesidad, antigua como nuestra especie, que en algún momento de nuestras vidas nos lleva a preguntarnos por lo que habrá “después” o lo que está “más allá”? ¿Viene “de fábrica” o es un producto de la cultura?
En su viaje al corazón de las creencias, Diego Golombek pasa revista a un sinfín de experimentos que muestran cómo actúan las neuronas de monjas rezadoras, budistas meditadores, pentecostales o iluminados con LSD, peyote, ayahuasca y hongos alucinógenos varios. Sin olvidar a las personas que han atravesado experiencias límite, como trances epilépticos o la vivencia de la propia muerte con la misteriosa luz al final del túnel. Los resultados permiten identificar circuitos neuronales que están en la base de visiones y experiencias místicas. Y hay más: los estudios revelan también que la religión tiene un efecto ansiolítico, estimula la empatía con los demás y los lazos comunitarios, y aporta mayor seguridad personal.
Con sentido del humor y una claridad a toda prueba, Diego Golombek llega a poner sobre la mesa del laboratorio su propio mapa genético y sus experiencias personales para marcar los hitos de un recorrido imperdible, ¡nada menos que la búsqueda de Dios en los pliegues del cerebro humano!