Lazos de latón, son lazos los que unen a las personas. Los del amor en sus distintas variantes, de amistad, en el trabajo, en el entorno... Tantos como maneras tengamos de relacionarnos. También la política y las ideas crean lazos. Las guerras son las que destruyen esos lazos y debemos evitarlas.
Esta es una historia que reivindica la paz, la democracia, la libertad. Valores por los que lucharon y murieron en la nefasta guerra civil que tuvimos en España. Principios por los que siguen luchando en el mundo infinidad de personas. Porque son la base de la buena convivencia y permiten a las personas ser lo que son, personas.
Pero para llegar a crear lazos de entendimiento que permitan vivir en paz y libres es necesario educar en esos valores, y el primer grupo social en el que debe aprenderse y ponerse en prática es la familia.
El tema es muy serio y puede parecer banal la historia que aquí se narra, para demostrar la importancia que tiene el entender desde el seno de la familia la necesidad de forjar la mente y el corazón en esos principios.
Mas no es baladí aunque lo parezca, porque en la vida diaria, en lo que la gente se mueve en lo cotidiano, los problemas no tienen una repercusión global y de gran trascendencia política. Sin embargo las personas que atienden y viven esas pequeñas cosas de su vida diaria son los que votan, los que pueden gobernar, los que dirigen las empresas, los que conviven en la sociedad... los que pueden llegar a morir o a matar. Por tanto, sí es de suma importancia cómo se resuelven esas pequeñeces en el primer grupo social que es la familia.
Y será el amor también el que adquiera importancia en la historia, porque así es en la vida. El amor que podamos sentir hacia nuestros semejantes y el amor por lo que hacemos, el amor hacia nosotros mismos que nos impulsará a ser mejores para ser felices y conseguir vivir una vida con el areté como norte. Es decir, tratando siempre de mejorar en todo.
Libertad es el nombre de la protagonista, una mujer sencilla que vive en un pequeño pueblo, con un trabajo corriente y madre de cuatro hijos. Intenta educar a sus hijos en esos principios de los que hablamos porque así la educó a ella su padre. Un hombre que fue a la guerra sin saber leer ni escribir, pero supo dar a su hija la base para una mejor convivencia.
No es fácil que los demás respeten tu pensar, pero si empiezas por respetar tú a los otros, puede que al final te respeten. El areté es mi norte.
Esta es una historia que reivindica la paz, la democracia, la libertad. Valores por los que lucharon y murieron en la nefasta guerra civil que tuvimos en España. Principios por los que siguen luchando en el mundo infinidad de personas. Porque son la base de la buena convivencia y permiten a las personas ser lo que son, personas.
Pero para llegar a crear lazos de entendimiento que permitan vivir en paz y libres es necesario educar en esos valores, y el primer grupo social en el que debe aprenderse y ponerse en prática es la familia.
El tema es muy serio y puede parecer banal la historia que aquí se narra, para demostrar la importancia que tiene el entender desde el seno de la familia la necesidad de forjar la mente y el corazón en esos principios.
Mas no es baladí aunque lo parezca, porque en la vida diaria, en lo que la gente se mueve en lo cotidiano, los problemas no tienen una repercusión global y de gran trascendencia política. Sin embargo las personas que atienden y viven esas pequeñas cosas de su vida diaria son los que votan, los que pueden gobernar, los que dirigen las empresas, los que conviven en la sociedad... los que pueden llegar a morir o a matar. Por tanto, sí es de suma importancia cómo se resuelven esas pequeñeces en el primer grupo social que es la familia.
Y será el amor también el que adquiera importancia en la historia, porque así es en la vida. El amor que podamos sentir hacia nuestros semejantes y el amor por lo que hacemos, el amor hacia nosotros mismos que nos impulsará a ser mejores para ser felices y conseguir vivir una vida con el areté como norte. Es decir, tratando siempre de mejorar en todo.
Libertad es el nombre de la protagonista, una mujer sencilla que vive en un pequeño pueblo, con un trabajo corriente y madre de cuatro hijos. Intenta educar a sus hijos en esos principios de los que hablamos porque así la educó a ella su padre. Un hombre que fue a la guerra sin saber leer ni escribir, pero supo dar a su hija la base para una mejor convivencia.
No es fácil que los demás respeten tu pensar, pero si empiezas por respetar tú a los otros, puede que al final te respeten. El areté es mi norte.