En pleno año 2104, cuarenta años después del último ataque frustrado, perpetrado por alienígenas con marcadas tendencias expansionistas, la Tierra era escenario de increíbles transformaciones. Nunca, en toda su historia, la humanidad había alcanzado un grado tal de prosperidad. La hibridación de cien humanos forjó prodigios en las artes, humanidades y ciencias, diseminando una nueva estirpe y propiciando un formidable salto dimensional en todo el planeta. Este aporte constituía tal vez el legado cósmico más impactante, recibido de evolucionados antepasados, los Ghalenitas. El uso intensivo y creciente de gran diversidad de autómatas, guiados por avanzados sistemas de Inteligencia Artificial y con un comportamiento cada vez más independiente, provocó el surgimiento e implementación de La Quinta Ley, en un intento por evitar que estas unidades robóticas artificiales dotadas de una asombrosa e impredecible capacidad de evolución, pudieran superar la inteligencia de sus creadores humanos y convertirse eventualmente, en una potencial amenaza para su seguridad. Hacía tan solo cinco años que se había propuesto el proyecto Luna Azul, con la inauguración de tres inmensas estaciones espaciales en suelo lunar, denominadas Hawking, Von Braun y Sagan. Las tareas que se ejecutaban en cada una de ellas, estaban relacionadas con un conjunto de necesidades primordiales, identificadas en la población humana.
Lo interesante de estas colonias espaciales, es que estaban habitadas, coordinadas y mantenidas casi en un 100% por robots, gobernados por cerebros artificiales de última generación, cuyos límites para evolucionar eran inestimables. La Luna, nuestro único satélite natural, parecía estar reservada a ser el hogar de ochocientos mil robots, con total autonomía para progresar y evolucionar. Pero sin humanos. En un acontecimiento único en toda la historia de la humanidad, una significativa población de robots demandaba su independencia, así como el control absoluto de un territorio, considerado tradicionalmente, propiedad de los seres humanos.
Estos novedosos e insólitos cambios estuvieron influenciados por enigmáticos ancestros, cuya estirpe y orígenes se remontan a una época de evolucionados autómatas inteligentes, seres de luz conocidos como Lummens…
Lo interesante de estas colonias espaciales, es que estaban habitadas, coordinadas y mantenidas casi en un 100% por robots, gobernados por cerebros artificiales de última generación, cuyos límites para evolucionar eran inestimables. La Luna, nuestro único satélite natural, parecía estar reservada a ser el hogar de ochocientos mil robots, con total autonomía para progresar y evolucionar. Pero sin humanos. En un acontecimiento único en toda la historia de la humanidad, una significativa población de robots demandaba su independencia, así como el control absoluto de un territorio, considerado tradicionalmente, propiedad de los seres humanos.
Estos novedosos e insólitos cambios estuvieron influenciados por enigmáticos ancestros, cuya estirpe y orígenes se remontan a una época de evolucionados autómatas inteligentes, seres de luz conocidos como Lummens…