Jorge Asís cuenta en este libro una historia estremecedora: la de
Charles Lesca, un poderoso empresario argentino que tiene fuertes
contactos con la intelectualidad francesa de entreguerras. Establecido
en París, comienza haciendo tareas administrativas en la revista Je Suis
Partout y termina disputándole la dirección de la publicación a Robert
Brasillach. Contrapunto constante entre Francia y Alemania, entre
colaboradores (colaboracionistas) y resistentes, entre Europa y
Latinoamérica, difícilmente una novela se adapte mejor a la discusión
política, cultural e ideológica.
Los fantasmas de diversos autoritarismos se convierten en criaturas
reales, admiradas y hasta idolatradas; el compromiso político adquiere
otra dimensión y deja de ser la simpatía o la devoción que le impusieron
ciertos valores defendidos sentimentalmente; las consecuencias son las
que aún hoy se advierten en nuestra sociedad, dividida a menudo por
tendencias contrastantes o antagónicas: la complicidad y buena voluntad
de las poblaciones con los despotismos, locales o foráneos, y los
dudosos límites, tan diferentes en la evaluación, entre comunismo y
nazismo, siguen nutriendo las primeras planas de nuestros periódicos.
Balance perfecto entre relato y ensayo, «Lesca, el fascista
irreductible» nos conduce a una zona de tensión ideológica que la
narrativa argentina no suele frecuentar.
Charles Lesca, un poderoso empresario argentino que tiene fuertes
contactos con la intelectualidad francesa de entreguerras. Establecido
en París, comienza haciendo tareas administrativas en la revista Je Suis
Partout y termina disputándole la dirección de la publicación a Robert
Brasillach. Contrapunto constante entre Francia y Alemania, entre
colaboradores (colaboracionistas) y resistentes, entre Europa y
Latinoamérica, difícilmente una novela se adapte mejor a la discusión
política, cultural e ideológica.
Los fantasmas de diversos autoritarismos se convierten en criaturas
reales, admiradas y hasta idolatradas; el compromiso político adquiere
otra dimensión y deja de ser la simpatía o la devoción que le impusieron
ciertos valores defendidos sentimentalmente; las consecuencias son las
que aún hoy se advierten en nuestra sociedad, dividida a menudo por
tendencias contrastantes o antagónicas: la complicidad y buena voluntad
de las poblaciones con los despotismos, locales o foráneos, y los
dudosos límites, tan diferentes en la evaluación, entre comunismo y
nazismo, siguen nutriendo las primeras planas de nuestros periódicos.
Balance perfecto entre relato y ensayo, «Lesca, el fascista
irreductible» nos conduce a una zona de tensión ideológica que la
narrativa argentina no suele frecuentar.