La vida es un reto, un desafío. Alguien que aspire a ser un líder debe tener unas bases sólidas si quiere luchar por los altos ideales, sobre todo, en momentos como este, donde lo que diferencia al líder son sus ansias de vivir y triunfar.
Los líderes de diferentes ámbitos de influencia (sean estos políticos, deportivos, institucionales, empresariales, etc.) se ven cada vez más afectados en el corto y mediano plazo. Está claro que esta obsesión por la inmediatez, genera círculos viciosos de frustración y vacío.
Un liderazgo carente de valores, es propicio a colapsar. Más que una crisis social o económica, considero que la falta de valores es la crisis mayor e imprime una cierta dosis de temporalidad inmediatista que busca materializarse en la precocidad del ahora.
Sin embargo, hay muchos líderes y personas que buscan afianzar sus valores, generando en el espacio social un efecto positivo de multiplicación.
El alcance de mi propuesta pretende privilegiar este último punto. Un liderazgo originado e intencionado en la transformación personal, en unidad con los valores humanos y sociales.
Un líder de este siglo requiere ser líder de sí mismo antes de ser un ejemplo para los demás. El camino definitivo de ese liderazgo personal, comienza por el propio desarrollo.
Con este enfoque, avanzaremos hacia temas que nos aporten en la construcción de un liderazgo útil para nuestra época. Se tomará como punto de partida la filosofía personal del líder, una observación hacia el interior de cada persona. Seguiremos con las áreas de la actividad de un líder, una mirada hacia su entorno y su ambiente, para concluir con algunas sugerencias.
Para lograr el impacto en la vida de otras personas, la influencia juega uno de los papeles más importantes. Un líder puede ser influyente fortuitamente o con intención. Pero en todo caso, lo meritorio del líder es su vocación, puesto que el liderazgo siempre requiere una fuerte preparación personal e intelectual.
Estimado Lector, deseo que puedas encontrar en estas páginas una propuesta superadora y constructiva. ¡Bienvenido!
Los líderes de diferentes ámbitos de influencia (sean estos políticos, deportivos, institucionales, empresariales, etc.) se ven cada vez más afectados en el corto y mediano plazo. Está claro que esta obsesión por la inmediatez, genera círculos viciosos de frustración y vacío.
Un liderazgo carente de valores, es propicio a colapsar. Más que una crisis social o económica, considero que la falta de valores es la crisis mayor e imprime una cierta dosis de temporalidad inmediatista que busca materializarse en la precocidad del ahora.
Sin embargo, hay muchos líderes y personas que buscan afianzar sus valores, generando en el espacio social un efecto positivo de multiplicación.
El alcance de mi propuesta pretende privilegiar este último punto. Un liderazgo originado e intencionado en la transformación personal, en unidad con los valores humanos y sociales.
Un líder de este siglo requiere ser líder de sí mismo antes de ser un ejemplo para los demás. El camino definitivo de ese liderazgo personal, comienza por el propio desarrollo.
Con este enfoque, avanzaremos hacia temas que nos aporten en la construcción de un liderazgo útil para nuestra época. Se tomará como punto de partida la filosofía personal del líder, una observación hacia el interior de cada persona. Seguiremos con las áreas de la actividad de un líder, una mirada hacia su entorno y su ambiente, para concluir con algunas sugerencias.
Para lograr el impacto en la vida de otras personas, la influencia juega uno de los papeles más importantes. Un líder puede ser influyente fortuitamente o con intención. Pero en todo caso, lo meritorio del líder es su vocación, puesto que el liderazgo siempre requiere una fuerte preparación personal e intelectual.
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