Paráfrasis de la Biblia: “Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y trájola al hombre”.
Esa fue la primera cita a ciegas de la humanidad. Adán no tenía ni la menor idea de cómo era Eva. Y a ella, evidentemente, le ocurría lo mismo. Como no sobraba de dónde elegir, se conformaron con su suerte, que no fue, en verdad, muy buena.
El Señor no les dio muchas opciones, ya que en aquellos tiempos no existían agencias matrimoniales, bares de solteros y anuncios en los periódicos. Y mucho menos Internet. Posiblemente, de ser conocidas tales ventajas, Adán no hubiera prestado atención a Eva y su manzana. Y ella se hubiera dedicado a otro, dejando en paz al bobo que desconocía la diferencia entre el bien y el mal.
Sin aquella poco venturosa cita a ciegas, ahora todos andaríamos en cueros por el Edén, cada quien con su pareja, y sin desear a la vecina del quinto. No pagaríamos hipotecas, ni abogados de divorcios, y tal vez, solamente tal vez, no se hubiera inventado Hacienda y la declaración de impuestos; porque eso fue idea de La Serpiente.
Como compensación a nuestros males, la manzana nos abrió los ojos al pecado, y, por ende, supimos de la desnudez. Eva y Adán corrieron a taparse, mientras que hoy en día todo el mundo se apresura a desnudarse. El placer de andar en cueros es lo único memorable que nos heredaron nuestros primeros padres.
Ciertamente, Eva y su manzana nos jodieron la vida, principalmente al obligarnos a buscar pareja, pues Dios renunció a esa tarea después de ver lo mal que le fue con Adán. ¿Se arrepentiría de su elección? Es muy posible, ya que no pudo consultar el periódico, y no tenía base de datos para hacer una metódica selección, con compatibilidad y todo eso que, al final, sirve para pura “M”... Bueno, pues eso
Esa fue la primera cita a ciegas de la humanidad. Adán no tenía ni la menor idea de cómo era Eva. Y a ella, evidentemente, le ocurría lo mismo. Como no sobraba de dónde elegir, se conformaron con su suerte, que no fue, en verdad, muy buena.
El Señor no les dio muchas opciones, ya que en aquellos tiempos no existían agencias matrimoniales, bares de solteros y anuncios en los periódicos. Y mucho menos Internet. Posiblemente, de ser conocidas tales ventajas, Adán no hubiera prestado atención a Eva y su manzana. Y ella se hubiera dedicado a otro, dejando en paz al bobo que desconocía la diferencia entre el bien y el mal.
Sin aquella poco venturosa cita a ciegas, ahora todos andaríamos en cueros por el Edén, cada quien con su pareja, y sin desear a la vecina del quinto. No pagaríamos hipotecas, ni abogados de divorcios, y tal vez, solamente tal vez, no se hubiera inventado Hacienda y la declaración de impuestos; porque eso fue idea de La Serpiente.
Como compensación a nuestros males, la manzana nos abrió los ojos al pecado, y, por ende, supimos de la desnudez. Eva y Adán corrieron a taparse, mientras que hoy en día todo el mundo se apresura a desnudarse. El placer de andar en cueros es lo único memorable que nos heredaron nuestros primeros padres.
Ciertamente, Eva y su manzana nos jodieron la vida, principalmente al obligarnos a buscar pareja, pues Dios renunció a esa tarea después de ver lo mal que le fue con Adán. ¿Se arrepentiría de su elección? Es muy posible, ya que no pudo consultar el periódico, y no tenía base de datos para hacer una metódica selección, con compatibilidad y todo eso que, al final, sirve para pura “M”... Bueno, pues eso