Mujeres reprimidas que a la vez son ardorosas, extraños modos de deshacerse de un par de zapatos, casas que desaparecen, miradas que se cruzan, hipnosis, sueño y parapsicología. Pablo Silva Olazábal se ha dejado atacar, conscientemente, por cada uno de los virus de Levrero y así, infectado de sus vicios y obsesiones, recrea una atmósfera de provincia y una época que no acaba de suceder. De esa intención deliberada y de la construcción de sus cuentos y relatos a partir de tensiones y silencios surge este libro que integra económicos diálogos y tramas que se encadenan en acciones siempre superadoras. Una escena puede detenerse en el esmerado relato de los movimientos de un insecto así como una descripción puede resignificar íntegramente la resolución de un cuento. Silva Olazábal se da el gusto de recorrer, también, los bordes del género fantástico donde puede reconocerse a autores como felisberto Hernández, Cortazar y, sobre todo Mario Levrero, es capaz de esparcir humor sin dar aviso en los momento menos esperados como de llevarnos de espacios mínimos a historias ominosas sin que medie más que la arbitrariedad y su impune deseo de hacerlo. Lo más lindo que hay juega, sin inocencia, con nuestra curiosidad lectora generándonos dudas y preguntas de las que no vamos a librarnos fácilmente.
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