En la Argentina próxima al Centenario, las familias acaudaladas desean formar parte de un linaje. Se han trasladado del sur al norte de la ciudad, olvidando las casas que los vieron nacer y, con ellas, el origen de sus familias. Sus ojos están fijos en Europa y en imitar un refinamiento que les es ajeno. Las antiguas viviendas se han transformado en conventillos que cobijan, en la mayor miseria, a los inmigrantes que pueblan Buenos Aires sin ser vistos por la clase dirigente, que da vuelta la cara. Entre tantas cosas mantenidas en silencio, están las hijas de las familias ricas -las princesas de Buenos Aires-, que permanecen en un segundo plano, sin voz ni opiniones propias, como una figura borrosa en una fotografía.
Gabriela Margall, en esta consagratoria novela, recrea un universo singular en el que la ciudad y la vida privada se entrelazan, y en el que los personajes borrosos adquieren una voz y un contorno.
Gabriela Margall, en esta consagratoria novela, recrea un universo singular en el que la ciudad y la vida privada se entrelazan, y en el que los personajes borrosos adquieren una voz y un contorno.