En una narrativa poética, por bajos de San Anselmo, el Pibe y la Osita se pasean por escenarios tan dispares como el destino, los adioses, el fútbol, la evolución de hombre, los sueños, la muerte soñadora y el dulce ajenjo del suicidio.
Todo confluye en una misma sustancia, en una misma nostalgia; su imposibilidad va más allá de los desamores y la lenta agonía de las sábanas.
Sí, los amantes cosidos el uno al otro por la espalda ven por separado sus días venideros. ¡Nada y casi todo los ata!.
Será, pues, una justicia que sus pasos vayan más allá del alba o del ocaso; será feliz el álgebra luna y la misma mano del destino jugando, tan travieso, con sus hilos ya enredados.
Todo confluye en una misma sustancia, en una misma nostalgia; su imposibilidad va más allá de los desamores y la lenta agonía de las sábanas.
Sí, los amantes cosidos el uno al otro por la espalda ven por separado sus días venideros. ¡Nada y casi todo los ata!.
Será, pues, una justicia que sus pasos vayan más allá del alba o del ocaso; será feliz el álgebra luna y la misma mano del destino jugando, tan travieso, con sus hilos ya enredados.