Los amantes de Gibraltar nos sitúa inicialmente en el Imperio Bizantino que a principios del siglo viii debe afrontar el embate de la conquista árabe y el empuje del islamismo creciente en la zona. Para evitarlo, el emperador Justiniano II encarga a su consejero Angelos que actúe como espía y consiga desviar la atención de los califas y emires árabes hacia España, lo que le lleva a un emocionante viaje, repleto de intrigas y aventuras, hasta el estrecho que separa el Magreb de la Península, frente a lo que por entonces era conocido como Monte Calpe. Angelos lleva a cabo intensas gestiones ante Walid I, pero finalmente, en el año 711, será el amor entre la bella Florinda y el general Tariq ibn Ziyad lo que acabe por provocar el desembarco árabe en lo que no tardaría en conocerse como Jabal Tariq o “montaña de Tariq”, posteriormente castellanizado como Gibraltar. Y posteriormente Tariq llegaría hasta Toledo.
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