Gazzola, un delincuente organizado en una cofradía dedicada al crimen, cumple a la cabalidad el trabajo que le encomienda su organización, trabajo consistente en exterminar, mediante un método inusual, la muerte mediante el uso de su espada, personajes considerados importantes de la sociedad con el objeto de impedir la celebración de un evento deportivo “Los juegos del Otoño” impedimento que traería, según los maestros de la organización criminal, la caída del gobierno y la destrucción de la república para implantar, ipso facto, una nueva sociedad que estaría basada en la igualdad de sus integrantes.
La carrera criminal de Gazzola es exitosa y eso le convierte en uno de los agentes favoritos del maestro de la organización, razón por la cual, igualmente, recibe el encargo de las misiones más difíciles e importantes. El camino de ascenso comienza a mostrar retrasos y obstáculos cuando Gazzola perdona la vida a un empresario que estaba elegido para ser sacrificado y le cambia por la hija del magnate quien es ofrecida a los dioses de la organización, pues profesan su propia teología, una especie de sincretismo entre las creencias de los mayas y las de los cristianos e izquierdismo político, para obtener su benevolencia en la satisfacción del gran cometido del grupo de impedir los juegos y de transformar a la sociedad.
Paralela a la historia de Gazzola, contada en primera persona, aparece la historia de una relación amorosa de incompatibilidades entre el delincuente y Dilcia, quien se resiste a la convivencia matrimonial y a que alguien que se ocupa de sus que haceres delincuenciales tenga bajo su protección a las hijas de ambos.
La carrera criminal de Gazzola es exitosa y eso le convierte en uno de los agentes favoritos del maestro de la organización, razón por la cual, igualmente, recibe el encargo de las misiones más difíciles e importantes. El camino de ascenso comienza a mostrar retrasos y obstáculos cuando Gazzola perdona la vida a un empresario que estaba elegido para ser sacrificado y le cambia por la hija del magnate quien es ofrecida a los dioses de la organización, pues profesan su propia teología, una especie de sincretismo entre las creencias de los mayas y las de los cristianos e izquierdismo político, para obtener su benevolencia en la satisfacción del gran cometido del grupo de impedir los juegos y de transformar a la sociedad.
Paralela a la historia de Gazzola, contada en primera persona, aparece la historia de una relación amorosa de incompatibilidades entre el delincuente y Dilcia, quien se resiste a la convivencia matrimonial y a que alguien que se ocupa de sus que haceres delincuenciales tenga bajo su protección a las hijas de ambos.