La 9ª edición
Los Comuneros se editó por primera vez en 1972 en Cuadernos para el Diálogo y alcanzó pronto una gran popularidad, convirtiéndose en himno de la dignidad de Castilla, con versiones musicales de Nuevo Mester de Juglaría y del grupo de heavy metal Lujuria, entre otras.
Esta edición es la 9ª en libro y la 1ª en ebook, en soporte digital que abra lecturas en ipads y tabletas a las nuevas generaciones. Ilustrada con diez láminas inéditas, dibujadas en 1972 por el pintor catalán ANTONIO GUANSÉ [Tortosa, 1926–París, 2008] para la primera edición. El juego visual de Guansé, con las horcas y engazos campesinos convertidos en elemento de diseño libertario, se ha convertido con el paso del tiempo en un emblema de Castilla comunera, un símbolo perfecto de la tierra, el trabajo y el sudor.
“Los Comuneros tiene todo el sabor antiguo de la expresión vieja, pero al mismo tiempo tiene una resonancia moderna en el espíritu del que lo escucha. Ha habido un remozamiento dentro de la conservación de la tradición: algo muy difícil de lograr hoy. Intentos así, modernos, colmados, plenos como este, no recuerdo ninguno, me parece un caso único”, escribió el premio Nobel Vicente Aleixandre en el prólogo a la 1ª edición.
Esta 9ª edición se presenta en el Año Romántico 2015, que conmemora el II Centenario de Enrique Gil y Carrasco, quien, curiosamente, dedicó a los comuneros su ensayo El movimiento en España [publicado en el volumen Miscelánea de la BIBLIOTECA GIL Y CARRASCO] y no en vano, Luis López Álvarez, con catorce años, leía La violeta ante la Academia de Literatura de Valladolid, en el primer centenario de la muerte del poeta, un 22 de febrero de 1946. El Bierzo y el destino los han reunido de nuevo.
Pasen y lean este poema: si fue necesaria la dignidad comunera para desafiar al poder absolutista en 1521, y necesario fue durante la Transición el grito de libertad contenido en estos versos, hoy, en 2015, sigue siendo imprescindible recordar a los ricos y poderosos que “cuanto más vieja la yesca, más fácil se prenderá, cuanto más vieja la yesca y más duro el pedernal. Si los pinares ardieron, aún nos queda el encinar”.
Los Comuneros se editó por primera vez en 1972 en Cuadernos para el Diálogo y alcanzó pronto una gran popularidad, convirtiéndose en himno de la dignidad de Castilla, con versiones musicales de Nuevo Mester de Juglaría y del grupo de heavy metal Lujuria, entre otras.
Esta edición es la 9ª en libro y la 1ª en ebook, en soporte digital que abra lecturas en ipads y tabletas a las nuevas generaciones. Ilustrada con diez láminas inéditas, dibujadas en 1972 por el pintor catalán ANTONIO GUANSÉ [Tortosa, 1926–París, 2008] para la primera edición. El juego visual de Guansé, con las horcas y engazos campesinos convertidos en elemento de diseño libertario, se ha convertido con el paso del tiempo en un emblema de Castilla comunera, un símbolo perfecto de la tierra, el trabajo y el sudor.
“Los Comuneros tiene todo el sabor antiguo de la expresión vieja, pero al mismo tiempo tiene una resonancia moderna en el espíritu del que lo escucha. Ha habido un remozamiento dentro de la conservación de la tradición: algo muy difícil de lograr hoy. Intentos así, modernos, colmados, plenos como este, no recuerdo ninguno, me parece un caso único”, escribió el premio Nobel Vicente Aleixandre en el prólogo a la 1ª edición.
Esta 9ª edición se presenta en el Año Romántico 2015, que conmemora el II Centenario de Enrique Gil y Carrasco, quien, curiosamente, dedicó a los comuneros su ensayo El movimiento en España [publicado en el volumen Miscelánea de la BIBLIOTECA GIL Y CARRASCO] y no en vano, Luis López Álvarez, con catorce años, leía La violeta ante la Academia de Literatura de Valladolid, en el primer centenario de la muerte del poeta, un 22 de febrero de 1946. El Bierzo y el destino los han reunido de nuevo.
Pasen y lean este poema: si fue necesaria la dignidad comunera para desafiar al poder absolutista en 1521, y necesario fue durante la Transición el grito de libertad contenido en estos versos, hoy, en 2015, sigue siendo imprescindible recordar a los ricos y poderosos que “cuanto más vieja la yesca, más fácil se prenderá, cuanto más vieja la yesca y más duro el pedernal. Si los pinares ardieron, aún nos queda el encinar”.