Enrique Lamadrid señala que “este es el primer libro que explora la función del corrido en la comunidad que lo canta, escucha y baila, pues ningún otro estudia directamente a esa comunidad que lo mantiene vivo”. Por su parte, Juan Flores anota que la autora “ha vivido la experiencia del migrante en carne propia”, y agrega que “los corridos, esas baladas fronterizas inmortales, y sus intérpretes, son una rica reserva de memoria vibrante, así como un irónico testimonio”. Un aporte insoslayable en las temáticas apegadas a la extensa y conflictiva frontera norte de nuestro país.
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