Pocas mezclas son tan tóxicas como el poder absoluto y la locura. Cuando nada se interpone entre los delirios de un líder y el llevarlas a cabo, todo tipo de extraños resultados son posibles. Tanto si se trata del sultán Otomano Ibrahim I practicando tiro con arco en sus sirvientes de palacio y enviando de sus asesores para encontrar a la mujer más gorda del imperio para su esposa o el Presidente de Turkmenistán Turkmenbashi cambiar el nombre de los días de la semana con su nombre y la construcción de una estatua de oro de 80 pies que gira hacia el sol, los líderes enloquecidos han plagado la sociedad desde hace milenios. Este libro se centra en las vidas de los diez personajes con las mentes más desequilibradas de la historia. Algunos sufrían de trastornos genéticos que los llevaron a la esquizofrenia, como el rey francés Carlos VI, que pensaba que era de cristal. Otros creían ser los representantes de Dios en la tierra y escribieron escritos religiosos que garantizan al lector llegar al cielo, incluso si eran casi analfabetos. Sea cual sea su origen, estos gobernantes muestran que la política dinástica se aseguró de que un heredero legítimo siempre ascienda al trono - a pesar de su condición mental - y que el poder puede destruir una mente peor que cualquier enfermedad mental.
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